4 de octubre de 2025 01:45

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

¿Qué encontrarás en este artículo?

LA SEGURIDAD. Menudo problemón tiene el señor Sánchez, porque las estadísticas no lo tapan todo, muchas no las controla el señor Tezanos. Según el informe de Global Peace Index[1], elaborado por el Instituto de Economía y Paz, España ocupa el puesto 29º de los 163 países analizados en todo el mundo en el año 2022, cosa que no está nada mal. Pero en el entorno europeo el mismo estudio nos sitúa en el puesto 20º, algo que ya no está tan bien. El informe se elabora conforme a varios criterios, incluidos la seguridad general, el conflicto (armado), las tasas de criminalidad y los ataques de todo tipo registrados.

El haber alcanzado ese lugar en el índice de criminalidad entre los países europeos, dentro de los que nos creíamos uno de los más seguros, es a causa de algunas políticas equivocadas, entre otras la referida a la inmigración ilegal. La permisividad y la dejadez de responsabilidades en ese aspecto ha quedado patente en muchas ocasiones, no solo durante sus gobiernos, señor Sánchez, pero aquí le dejo la prueba estadística del fracaso del control de la inmigración irregular durante sus mandatos:

  Evidentemente no todos los inmigrantes irregulares son delincuentes, ni mucho menos, muchos de ellos llegan a España desde Hispanoamérica (el 70% en 2020) por turismo o con permisos de residencia temporales y después se quedan irregularmente, trabajando como y donde pueden, en las condiciones que todos podemos imaginar, pero en su mayor parte no son fuente de problemas de seguridad, exceptuando esas famosas bandas latinas que llevan a mal traer a la Policía.

La relación entre inmigración, sobre todo irregular, y delincuencia a la que aluden algunos medios de información, mientras otros más obedientes la esconden, viene abalada por unos datos que son tozudos como decimos por Aragón. La población extranjera en España, en el año 2020, se elevaba a 2.179.998, aproximadamente un 4,6% de los 47.450.795 habitantes de España (tanto nacionales como extranjeros). Así mismo, de los 55.180 reclusos que figuran en el Anuario de Interior de 2020 15.918 eran extranjeros, es decir el 28,8% del total de la población reclusa. Conclusión el 4,6% de la población total de España aporta el 28,8% de la población reclusa y de ellos el 26,1% eran marroquís. Se podrán dar las razones sociológicas, psicológicas y políticas que se quiera, pero esto es un hecho objetivo, al que ha contribuido activamente el efecto llamada que producen ciertas políticas del gobierno de la Nación y la dejación de responsabilidades e incumplimientos de la normativa legal de muchas administraciones locales.

  La región en la que este problema es más agudo es Cataluña en la que, a 1 de enero de 2021, la población extranjera suponía el 16,1 de la población total de la región. En cuanto a la población reclusa el 47,9% eran extranjeros, lo que supone que ese porcentaje casi triplica al de la población extranjera en la región. A pesar de todo y aunque parezca mentira, los dirigentes independentistas parecen estar contentos con esa situación, quizás sea porque buena parte de ese 16,1% es fácilmente manipulable y utilizable para sus fines.

Pueden poner las excusas que quieran pero la realidad y los hechos, como he dicho antes, son tozudos y demuestran que tanto el ministerio del Interior, como el de Exteriores, han estado aplicando políticas poco eficaces, sino erróneas. Y en este punto no debemos olvidar que, en lo referente a política exterior, usted, señor Sánchez tiene la mayor parte de la culpa.

Pero la seguridad no trata exclusivamente de la seguridad ciudadana, no es solo el control de la criminalidad, por cierto muy cuestionado debido a las evidencias de maquillaje de las estadísticas presentadas por el ministerio del Interior, operación de falseamiento de la realidad que comienza en los escalones más básicos, debidamente aleccionados para minimizar el número de denuncias tramitadas. La Seguridad Nacional, en un sentido holístico, es «la acción del Estado dirigida a proteger la libertad, los derechos y bienestar de los ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales, así como a contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos».

Obviaré la cuestión la garantía de los principios y valores constitucionales, muy a menudo esquivados por leyes de dudosa constitucionalidad, que ya han pasado a constituir un «conjunto legislativo paralelo» a la norma suprema, al no haber sido recurridas al Tribunal Constitucional. De la perezosa lentitud de ese tribunal y de su verdadera necesidad y justificación de ese tribunal ya hablaré en otra ocasión.

Últimamente, a cuenta de la guerra de Ucrania, se ha puesto en el candelero el dichoso 2% del PIB para defensa en los países de la Alianza Atlántica. Aún no sé si esa ocurrencia del entonces presidente Obama en la cumbre de Cardiff (Gales) de 2014, es un objetivo, un suelo, un techo o una simple ingeniosidad, pero el hecho es que todo el mundo anda últimamente a la greña con el asunto. A pesar de todo, por aquí, la cuestión no la toman demasiado en serio. Parece que parte del gobierno tiene la intención de alcanzar esa cifra allá por el año 2029, cinco años después de lo pactado en Cardiff, lo que ya de por si tiene guasa. También hay quien, dentro y fuera del gobierno, no está por la labor de cumplir con ese compromiso, que facilitaría la posibilidad de dotar a la Defensa de España de las capacidades que precisa para poder responder a nuestros particulares riesgos y amenazas a los que, con mucha seguridad, deberemos enfrentarnos algún día llegado el caso y seguramente a solas.

Por los hechos recientes parecen no haber tenido muy en cuenta el actual concepto de seguridad, que abarca desde la defensa del territorio a la estabilidad económica y financiera o la protección de las infraestructuras críticas. No se trata pues de algo exclusivamente militar o policial, se trata de colaborar con todas las capacidades de la Nación a la Seguridad Nacional. En ese sentido es importantísimo saber emplear inteligentemente la diplomacia, incluida la militar, para mantener una corriente de contacto y conocimiento mutuo que, junto a una capacidad disuasoria creíble pueda hacer desactivar un conflicto antes de que estalle. Por supuesto que una parte de la disuasión debe ser militar, pero también puede y debe ser económica, financiera, industrial, etc.

En nuestra actual situación, ante nuestro vecino del sur, en el aspecto militar aún contamos con ciertas ventajas, sobre todo cualitativas, pero el diferencial va reduciéndose año a año, porque su inversión en defensa es porcentualmente es mucho mayor que la que nuestros gobernantes llevan muchos años dedicando. A eso podemos añadir que en la actualidad cuentan con los interesados favores del aliado norteamericano, que ha apostado por ellos para extender su poder por África. Pero ustedes siguen escatimando el presupuesto de Defensa, debilitando la parte militar de la disuasión y comprometiendo inconscientemente la seguridad.

Rowan Atkinson

Es difícil, además, comprender la línea de la política exterior del gobierno de Sánchez respecto de nuestros vecinos del norte de África. Primero comete torpezas con Marruecos, propios de un Mr. Bean protagonizado por Rowan Atkinson, al poco tiempo inclina el espinazo ante la vicesecretaría de Estado norteamericana, Wendy Sherman, y acepta el Sáhara marroquí como quien acepta un pulpo como animal de compañía, con lo cual enfurece a Argelia con graves repercusiones para nuestras importaciones de gas que, lógicamente terminamos pagando los de siempre. Porque no se si lo sabrán, pero nuestra “excepción ibérica” por lo visto consiste en que estamos pagando la electricidad casi más cara de Europa. ¿Casualidad? ¿Mala suerte? o Mr Marshall. Me da la sensación de que su paso, Sr. Sánchez, por Bosnia de la mano del diplomático Carlos Westendorp no fue demasiado provechoso para usted. Y de su paso por Bruselas y Estrasburgo parece habérsele pegado la tendencia a la bipolaridad respecto al comportamiento ante los EE. UU.

Pero la verdad, Sr Sánchez, tengo que reconocerlo, en materia de propaganda y manipulación es un maestro o está rodeado de furibundos seguidores de Sylvain Timsit, autor de un famoso decálogo estrategias para la manipulación de masas. No se entendería sino por qué están todos los medios de comunicación (algunos de simple adoctrinamiento), jugosas partidas presupuestarias y buena parte del trabajo legislativo de su gobierno volcados en las denominadas políticas de identidad que tanto dispersan la atención del respetable.

Zaragoza, 23 de octubre 2022

LUIS BAILE ROY

 



[1]https://www.visionofhumanity.org/maps/#/

 

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Luis Baile Roy

1 comentario en “ENGAÑO Y MANIPULACIÓN”

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