7 de julio de 2025 15:20

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

ARTÍCULO SOBRE LA ESTRATÉGIA EN ORIENTE PRÓXIMO APORTADO POR D. LORENZO GONZALEZ-VALLÉS SACO

¿Qué encontrarás en este artículo?

CLAUSEWITZ EN ORIENTE MEDIO

En “Pensar la guerra” tomo II, “La edad planetaria”, Raymond Aron lleva a cabo un análisis clausewitziano del conflicto árabe-israelí. Hay que tener en cuenta que R. Aron publicó su obra en 1976, por lo que no incluye los acontecimientos posteriores, lo que no resta un ápice al interés de su análisis, que nos proponemos aquí prolongar hasta el momento actual. 

Antes de acometer el análisis, conviene recordar algunos de lo hitos más relevantes desde entonces. Recordaremos los siguientes: la creación de Hamas en 1987. Los acuerdos de Oslo de septiembre de 1993 seguidos de la evacuación de asentamientos judíos en Gaza. La victoria de Hamas en las elecciones de 2006, que pasa a controlar de forma exclusiva la franja de Gaza tras la expulsión de la OLP que no reconoce la victoria de Hamas. En 2006 se produjo la segunda guerra del Líbano con el fracaso de Israel en su ofensiva contra Hezbolá tras 34 días de operaciones y sufrir un elevado número de bajas. De aquí a 2017, el protagonismo corresponderá a las “primaveras árabes y a la guerra contra el ISIS. En 2020 Hamas goza ya de una posición de fuerza respaldada por el eje hermano musulmán Turquía – Catar – Irán, y se produce una reactivación por Teherán de los ataques de Hamas y de Hezbolá contra Israel. 

Y así llegamos a la operación “inundación de Al-Aqsa el día siguiente al 50 aniversario del la guerra del Yom Kipur. Ataques terroristas contra la población israelí de un nivel de violencia extrema, llevados a cabo por Hamas y elementos de la Yihad Islámica Palestina con asesinatos indiscriminados y captura de rehenes incluida, la mitad de los cuales siguen bajo régimen de tortura, cuando menos psicológica, más de un año después.

Asistimos desde entonces a las operaciones de Israel en Gaza, en respuesta a los ataques terroristas de Hamás, y más recientemente a su extensión al Líbano contra Hezbolá en su estrategia general contra Irán. Un episodio más de la misma guerra que se prolonga desde 1948.

Retomando ahora el hilo del análisis de R. Aron, la guerra dice Clausewitz, 

“es un acto de violencia par obligar al contrario a hacer nuestra voluntad”. 

La guerra es un acto de violencia, y no hay límites en la aplicación de la misma; cada uno marca la ley al otro, surge una relación mutua, que por su concepto, tiene que conducir al extremo”.

Esta escalada a los extremos conduciría, si no tuviera ningún impedimento, y la guerra fuese un hecho aislado, a lo que Clausewitz denomina “guerra absoluta” o “guerra ideal”, que es un concepto abstracto que no se da en la realidad, ya que hay una serie de factores que interaccionan y limitan el uso de la violencia, entre ellos muy especialmente, la finalidad política. 

La guerra real por ello siempre está limitada por múltiples factores, los medios, los gobiernos, las circunstancias de todo tipo, las relaciones internacionales etc. Así, frente a la estrategia de aniquilación en Gaza y Líbano, cuando Israel responde al ataque con misiles desde Irán, se limita a objetivos estrictamente militares, sin daños colaterales para la población civil. Aún más, el propio presidente de los EEUU, su principal aliado, se encarga de anunciar públicamente que no habrá represalia israelí sobre instalaciones petrolíferas ni nucleares. La finalidad aquí de evitar una escalada regional limita la acción bélica. 

Aún así, en esta nueva etapa, que no difiere en substancia de las anteriores de 1948, 1956 y 1967, y de la guerra del Líbano de 2006, los niveles de violencia física empleados por ambas partes hacen que nos resulte difícil ver las limitaciones a esa escalada a los extremos que conduce a la guerra absoluta. Por parte de Israel, en virtud de la introducción de la doctrina “dahiya” que consiste en no discriminar entre combatientes y no combatientes, en los barrios de mayoría chii (dahiyas) en Líbano, desde los que actúan incrustados los terroristas de Hezbolá. La población que convive en esos barrios con los terroristas se convierte inmediatamente en objetivo militar. Por extensión, todo el Líbano va a ser considerado como una base avanzada iraní. La misma doctrina se aplica a Gaza.

Esa violencia es evidentemente superior en volumen y duración, por parte de Israel, debido a la superioridad militar de las IDF (Israel Defense Forces) y al hecho de que Israel solo puede defenderse atacando. Esas ofensivas, claro está, son presentadas por el gobierno de Israel en el marco general de una guerra defensiva. Una guerra defensiva es una guerra justa, pero el derecho de la guerra exige además que la respuesta sea proporcionada y que discrimine a los no combatientes, pero de esto nos ocuparemos en otra ocasión.

A menor escala los ataques terroristas de Hamas de octubre de 2023, representan cualitativamente la misma tendencia de escalada a los extremos, en este caso adoptando una actitud defensiva, defensa positiva tal como la define Clausewitz, porque el denominado eje de resistencia, liderado por Irán, dispone de tiempo y de espacio, puede perder batallas sin perder la guerra. 

Por otra parte, lograr la indefensión del adversario, es para Clausewitz un objetivo de la guerra abstracta, que no se da en realidad de forma general, llegando a ser un inútil juego intelectual, especialmente cuando el enemigo es mucho más poderoso. La interpretación errónea de este principio ha llevado en ocasiones al uso de la estrategia de aniquilamiento sin ninguna finalidad política. Ejemplos notables de ello, los bombardeos sobre Alemania y el empleo de armas nucleares contra Japón al final de segunda guerra mundial, cuando ambos países estaban ya derrotados.

En este caso, frente a un enemigo mucho más poderoso, el bando en inferioridad puede actuar sobre dos elementos clave que pueden llevar a su oponente a renunciar y buscar la paz: las probabilidades de éxito del adversario y el aumento de su gasto bélico. La finalidad de esa defensa positiva para Hamas y Hezbollah (Irán en suma), es su mera conservación y hacer inútil el inmenso gasto empleado por Israel. 

Volviendo a la defensa positiva, nos dice Clausewitz, 

Si esta resistencia se prolonga, puede llegar al agotamiento del adversario, es decir a un gasto de energías tal que el objetivo político ya no guarda equilibrio y por tanto tiene que renunciar a él”.

En la obra ya mencionada, Raymond Aron considera que la finalidad política de Israel, lograr la paz y el reconocimiento, se contradice con su doctrina de seguridad. 

“En 1956 y 1967 dice, se dieron victorias de aniquilamiento sin que el bando vencedor alcanzara su objetivo político”. 

“la guerra dirigida según el principio de aniquilamiento físico siempre quedó en estado de inferioridad con relación a la guerra sujeta a la inteligencia política”

El hecho es que Israel lleva décadas anclada en una lucha de contrainsurgencia que se reactiva con períodos de una escalada de violencia cada vez mayor, en la que consigue victorias tácticas que no es capaz de traducir en objetivos políticos, sin llegar a alcanzar una victoria estratégica. Si la guerra es la continuación de la política por otros medios, según la célebre fórmula de Clausewitz, ¿a qué finalidad política responde la estrategia actual de Israel? 

Tras el fracaso de 2006, Israel busca ahora una política de disuasión basada en la amenaza de aniquilación. Una paz verdadera y estable parece así más lejana que nunca. Por otra parte Irán, con sus peones al Norte y Sur de Israel está consiguiendo los dos objetivos mencionados más arriba; reducir las probabilidades de éxito de Israel y aumentar desorbitadamente el gasto israelí en la guerra. Si la percepción de Israel es la de enfrentarse a una amenaza existencial, no es probable que deje de considerar equilibrado el objetivo con el gasto por enorme que este sea. Aún así, ¿hasta cuando puede mantener Israel semejante esfuerzo?

Para finalizar, insistiremos en que el objeto de estas breves líneas no es un análisis de un conflicto que es extremadamente complejo y que exigiría además incorporar las conexiones internacionales de ambos bandos, que en este momento son poco menos que caóticas como demuestra que chiis y sunnis converjan contra Israel mientras se enfrentan en Siria. O que un país como Turquía, miembro de la OTAN, se alinee con Irán y con Catar en el apoyo a Hamas por poner solo un par de ejemplos de los muchos que se podrían citar. 

Se trata aquí de recuperar de la mano de R. Aron el análisis desde la perspectiva de la filosofía de la guerra de Clausewitz y valorar hasta que punto su teoría de la guerra puede seguir siendo de utilidad para ayudarnos a entender los conflictos del siglo XXI. 

El fin de la guerra es la paz, dice Clausewitz. Curiosamente lo mismo que ya decía Alonso Quijana casi dos siglos antes, en su famoso discurso de las Armas y las Letras. ¿Es posible que la estrategia militar actual de los bandos enfrentados y la finalidad política a la que responden pueda llevar a alcanzar la paz?.

AUTOR: LORENZO GONZALEZ-VALLES SACO

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