7 de julio de 2025 16:10

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

LA PRIMERA LEY DE VIVIENDA DESDE LOS FENICIOS

Un repaso muy resumido de la política de vivienda desde la Restauración Borbónica, hasta el final del franquismo. Dedicado a Ione Belarra y otros ministros abducidos para que no presuman tanto de ser los primeros en todo, porque con sus mentiras acaban cayendo en el ridículo.

¿Qué encontrarás en este artículo?

ASOMBRO INICIAL

No era mi intención entrar en polémica a cuenta de la ley de vivienda, anunciada por el gobierno muy oportunamente en plena precampaña electoral, después de de cinco años en La Moncloa.

Llevábamos mucho tiempo oyendo polemizar a los tertulianos de siempre, sobre asuntos de muy relativo interés para el común de los mortales, es decir, para la gran mayoría de «la gente», como les gusta llamarnos a los ministros, con ese deje de superioridad injustificada y de autosuficiencia petulante.

Habíamos pasado demasiado tiempo soportando cómo intentaban convencernos de que la biología estaba equivocada, de que el Código Penal era un desastre que había que remediar, de que por la mañana te puedes levantar como Juanito y, a lo largo del día, puedes fluir a través de una larga lista de identidades de género y de orientaciones sexuales, acabando el día como Juanita o Juanete.

DEL ASOMBRO A LO ORDINARIO

Por todo eso que llevábamos tanto tiempo intentando asimilar, o no, el hecho de que saliera del Consejo de Ministros un Proyecto de Ley sobre la vivienda me produjo cierta esperanza. Igual se iban a poner a trabajar de verdad por «la gente», pense. Pero esa ilusión se fué truncando a medida que oía a los adoctrinados ministros, siempre con la lección aprendida como papagayos, repitiéndose cual fotocopias.

Sin embargo, a la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, la humanizadora de animales, le oí algo diferente. Nos dijo, sin rubor alguno, nada menos que esta ley de vivienda era la primera en la historia de España. Había llegado el anunciado Mesías, los españoles podríamos respirar tranquilos.

Mujer, que en la carrera de psicología no estudiaras mucha historia me parece algo normal, aunque en tus horas libres podrías haber leído algo sobre la historia de España, no sólo de tus verdes cercanías.

Pero si no lo has hecho, al menos consulta con tus asesores. O es que ellos tampoco pueden llenar tus lagunas, u océanos. También tienes la opción de callarte, porque en boca cerrada no entran moscas. Tu verás las ganas que tienes de hacer el ridículo.

Belarra no ha sido la única que ha patinado, aunque si la más distinguida por lanzada. Otros miembros del gabinete de Sánchez se han referido a la ley de vivienda como la primera de la democracia. Otro error de bulto, repetido disciplinadamente por todos ellos.

UN POCO DE HISTORIA

LAS LEYES SOBRE LA VIVIENDA DURANTE LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA

Por si les interesa a los obedientes ministros y, sobre todo a Belarra, la primera ley promulgada en España sobre la vivienda data de 1911. Se denominó «Ley de Habitaciones Higiénicas y Baratas». Imaginativo, verdad.

Antes, en 1878, en una situación política dominada por el liberalismo y la casi nula intervención del Estado en los mercados y en los asuntos sociales, ya hubo algunos intentos de legislar sobre la vivienda.

El Proyecto de Ley de 1878 sobre construcción es un ejemplo de ello, como lo son algunos intentos más, todos ellos frustrados por la inestabilidad política y seguramente también por la falta de un verdadero interés y consenso.

A aquella ley de 1911, que no logró resultados reseñables, le siguió otra en 1921, la «Ley de Casas Baratas» que, a pesar de mejorar los procedimientos de financiación, de baremación para la selección de beneficiarios y de introducir el alquiler tasado, obtuvo también pobres resultados. Pero ya veis que eso de «topar» los precios ya se estilaba entonces, no sois demasiado originales.

DURANTE EL DIRECTORIO DE PRIMO DE RIVERA

Incluso durante la dictadura de Primo de Rivera, el general, no el que fusilaron sin motivo vuestros antiguos correligionarios, por orden de Largo Caballero, el faro que guía a Sánchez, se promulgaron dos Decretos Ley sobre la vivienda.

El primero en 1924, el de «Casas Baratas», con el que se pretendía mejorar la intervención del Estado con el incremento de ayudas a la construcción de viviendas de alquiler para familias con ingresos bajos.

En el segundo decreto, de Julio de 1925, de «Casas Económicas», los recursos aportados por el Estado se repartían a partes iguales entre viviendas de alquiler y en propiedad. Ello supuso la pérdida del carácter social de las medidas que se venían adoptando, pero a cambio significaba una apertura a la clase media.

DURANTE LA II REPÚBLICA

Con el asunto de la vivienda, a vuestra idolatrada República le debió pasar algo parecido a lo que está ocurriendo ahora. Estuvieron mirando para otro lado cuatro años, hasta que le vieron las orejas a las urnas del 36. Debe ser porque tenéis un interés enfermizo por mantener «a la gente» en vuestra orwelliana felicidad y con casi nada.

Por eso hasta 1935 no apareció la denominada «Ley Salmón». Su objetivo fué el fomento de la construcción y del empleo. Pero no tenía en cuenta el fin que se diera a las viviendas construidas mediante el impulso estatal. Desaparecía el objetivo social que tenían, aunque sólo fuera tímidamente, las leyes y decretos de regímenes anteriores

Qué cosas tenéis que leer?, verdad. Pues es la puñetera verdad, la historia a secas, un ejercicio de buena memoria, ni histórica, ni democrática.

DURANTE EL FRANQUISMO

Después de la guerra, en la demonizada época del inmentable Franco, se pusieron en marcha cuatro planes plurianuales de vivienda. Lo que demuestra que, independientemente de los resultados que lograrán había, en aquellos dirigentes, o por lo menos en buena parte de ellos, interés por la vivienda digna para los españoles.

Con el primer plan, desde 1939 a 1943, que se inició con la «Ley de Viviendas Protegidas» del 39, se priorizó la lucha contra el paro y la reconstrucción, como no podía ser de otra manera. El plan acabó con un sonoro fracaso, debido a la gran escasez de recursos y a la descoordinación entre las organizaciones implicadas, muy voluntariosas pero con demasiadas ganas de protagonismo, impulsadas por diferentes ideologías. Cómo dato de la triste realidad del momento, parece que en Madrid sólo se lograron construir 5.209 viviendas.

El número de viviendas construidas estuvo muy por debajo de las necesidades de la demanda e incluso de las previsiones más realistas del plan, la falta de recursos fue definitiva.

El segundo plan de vivienda, desarrollado entre 1944 y 1954, intentaba cubrir en lo posible el déficit de vivienda, cifrado entonces por el Instituto Nacional de Vivienda (INV) en 1.396.257. Pero también empezó lastrado por la escasez de recursos que limitaba las posibilidades de construcción a 640.000 viviendas de protección, aunque sólo 16.000 eran del Estado.

Coincidiendo con este segundo plan se promulgó la «Ley de Viviendas Bonificadas«, de 1944, que pretendía luchar contra el paro y promocionar las viviendas para la clase media y el alquier, algo parecido a la Ley Salmón de la II República.

El tercer empujón que puso en marcha el régimen fué el Plan de Viviendas de 1955 a 1960. El INV adquirió un mayor peso en la política de vivienda, imponiéndose a la Obra Sindical del Hogar, a la Dirección General de Regiones Devastadas y a diversos patronatos de funcionarios. El instituto logró promulgar la «Ley de Viviendas de Renta Limitada«, que imponía límites a los precios del alquiler y a la vez impulsaba las viviendas protegidas, especialmente pensadas para familias con mayores dificultades económicas, aunque también se pensó en viviendas para la clase media y otras bonificables para la propiedad.

Se dió vía libre a la construcción de bloques en altura, en contra de la idea urbanística de la » Obra Sindical del Hogar». Esta circunstancia aceleró la participación privada en la construcción de vivienda protegida.

La meta del plan se fijó en la construcción de 550.000 viviendas, clasificadas como de tipo social de 50 metros cuadrados, de renta limitada, con tres grupos diferentes de 200, 125 y 42 metros cuadrados según los miembros de las familias, y subvencionadas para hacer realidad el Plan de Urgencia Social a aplicar en Madrid, Barcelona, Vizcaya y Asturias, con el fin de atender a las necesidades de las migraciones.

Un elemento esencial para la consecución de este plan y posteriores fué la «Ley del Suelo y Ordenación Urbana«. Con ella la responsabilidad de urbanismo se distribuía entre el Estado y las administraciones locales, mediante planes de coordinación nacionales, provinciales y de ordenación urbana municipal o comarcal.

Otro elemento, que pretendía acabar de dar impulso al tercer plan, fue la creación del Ministerio de la Vivienda en 1957. Este organismo asumió las funciones que anteriormente estaban dispersas y se estrenó con el mencionado Plan de Urgencia Social.

Fijó su objetivo en erradicar el chabolismo construyendo sobre todo viviendas de Renta Limitada, a base de conceder beneficios fiscales, subvenciones y préstamos a los promotores que, después, estaban obligados a trasladarlos a las condiciones de alquiler y adquisición de unos adjudicatarios, que debían pertenecer a las clases sociales más humildes.

Con este plan se llegaron a construir 3.000.000 de viviendas con la ayuda del Estado, muy por encima de las expectativas iniciales. Pero el éxito vino acompañado de un cierto olvido de la finalidad social y de lograr una oferta de vivienda en alquiler suficiente, desatendido en parte a la demanda. De hecho se construyeron proporcionalmente más viviendas de entre 125 y 200 metros cuadrados que de las del tipo de viviendas sociales.

El cuarto plan de vivienda, de 1961 a 1976, fué algo continuista, aunque novedoso en lo que se refiere a la penalización fiscal de vivienda vacía, la descongelación de precios del alquiler y el control más exhaustivo de las ayudas a las viviendas incluidas en el plan. Durante el plan se modificaron las leyes de Arrendamientos Urbanos y del Suelo y Ordenación Urbana.

El efecto final de estas reformas y sobre la valoración de terrenos sujetos a expropiación fué generar serias disfunciones urbanísticas en cascos urbanos, en extrarradios y en zonas turísticas de costa, debido a la presión de los especuladores y la mala praxis de algunas administraciones. No se incrementó la oferta de suelo público urbanizable, con el consiguiente encarecimiento y perniciosa repercusión en el precio de las viviendas.

Los movimientos migratorios que se iban a producir hacia los polos de desarrollo fueron mal calculados. Ese hecho condujo, de nuevo, a un déficit de vivienda en alquiler social, pues se habían desviado muchos recursos a viviendas de mayor tamaño que resultaban económicamente más rentables, pero que quedaban fuera del alcance de las capas sociales más necesitadas.

Dentro de este plan nacieron las Viviendas de Protección Oficial (VPO), clasificadas según los ingresos de las familias y su capacidad para poder acceder al mercado libre de vivienda.

Como casi siempre, el plan que debía promocionar tanto el alquiler como la propiedad, redujo la primera opción a la mínima expresión. Un mal que arrastramos en este país y que nos diferencia de la gran mayoría de los países de la UE. Un aspecto de la problemática de la vivienda que nuestros políticos no han sabido arreglar en favor de las capas sociales más desfavorecidas.

Con este plan se llegaron a construir 856.139 VPO qué sumadas a los 3 millones construidas entre 1955 y 1960, incrementaba significativamente el parque de viviendas de ayuda estatal, aunque las de carácter verdaderamente social no llegaron a satisfacer totalmente las necesidades de la demanda.

Al final del franquismo, en noviembre de 1975, el Plan Especial de Financiación de la Vivienda, con un espíritu de ayuda selectiva a la persona necesitada y demandante de vivienda, promocionó las VPO y viviendas libres de menos de 120 metros cuadrados para ajustarse más a la demanda de aquellos momentos.

RESULTA QUE NO ERA LA PRIMERA LEY DE VIVIENDA

Esta claro que vuestra ley de la vivienda no es la primera, ni siquiera es la primera de la democracia, como llamáis vosotros al periodo transcurrido desde 1978. Del tratamiento del problema de la vivienda en este última época puede que me anime a escribir el domingo que viene.

Animo a los ministros y, sobre todo, a Belarra a ser más prudentes a la hora de hacer declaraciones, aunque sean en el contexto electoral y para presumir de las cosas supuestamente «chulas» que decís hacer. Porque, en realidad, ni hacéis tantas cosas, ni son tan chulas como decís.

Más bien parece que estáis preocupados por satisfacer los deseos de una serie de grupos y lobbies que poco tienen que ver con esa «gente» de la que decís que sois el gobierno. Y, desde luego, vuestras leyes son manifiestamente mejorables, cuando no prescindibles.

Y en concreto la última ocurrencia preelectoral, la precipitada Ley de la Vivienda, en breve va a ser analizada por expertos y casi con toda seguridad resultará otro fiasco, y sino al tiempo. Porque, por lo que os he oído, ni vais a arreglar la sempiterna escasez de las viviendas sociales de alquiler, ni parece que tengáis intención de hacer las inversiones tan necesarias en vivienda pública, por lo que seguiremos a la cola de la UE en ese aspecto tan importante. También escribiré al respecto.

SOIS INCORREGIBLES

Sois incorregibles. A vuestra falta general de preparación, unís la pedantería y un orgullo enfermizo que os impide reconocer vuestras carencias. Por eso resultáis ser unos líderes de paja, ridículos en vuestra actitud, insignificantes intelectualmente y despreocupados de todo lo que no sea manteneros en el poder, bien servidos y cada vez más alejados de «la gente».

Nuestros políticos, todos, deberían recordar las palabras de John Fitzgerald Kennedy: «Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él«. Ya se que eso es sólo el principio, que luego hay que saber dirigir equipos, hay que saber motivar e incentivar, delegar, fijar objetivos, transmitir valores, poseer inteligencia emocional, crear vínculos y sobre todo ser HONESTO.

Pero lo vuestro yerra desde el principio, porque os rodeáis de multitud de asesores y ayudantes tan faltos de conocimientos y, a menudo, de inteligencia como vosotros. Me pregunto: por qué no confiáis en el alto funcionariado de la Admiración, personas que cuentan con una preparación demostrada y una experiencia incuestionable? Pensar que, además, ya tienen su sueldo.

 “La única razón por la que pude lograr cosas es la gran gente dispuesta a trabajar conmigo. Una compañía es un grupo de personas organizadas para crear un producto o servicio, y ese producto o servicio es tan bueno como la gente de la empresa y lo entusiasmados que están de crearlo. Quiero reconocer un montón de gente super talentosa. Sin ellos, habría logrado muy poco. Yo solo soy la cara de las empresas” Elon Musk

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Luis Baile Roy

1 comentario en “LA PRIMERA LEY DE VIVIENDA DESDE LOS FENICIOS”

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