7 de julio de 2025 15:48

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

¿Qué encontrarás en este artículo?


La ruleta llevaba dando vueltas bastante rato, el crupier le había dado un fuerte impulso y parecía no querer parar. Los jugadores estaban impacientes, casi desesperados, esperaban que, en esta última tirada, la bolita cayera de una vez, si pudiera ser en su número, pero que parara ya de una vez, que fuera lo que Dios quisiera. Algunos estaban arruinados y endeudados, otros casi sin un duro, a muy pocos se les apareció la Virgen. Solo éstos iban a salir con bien de esa noche en el casino.

Algo así nos está pasando en este país. Ya tenemos ganas de que el destino, por fin, deje de dar vueltas, que nos vamos a marear, además de quedarnos sin un duro. Sí, he dicho el destino, porque si fuera por los excelentísimos señores y señoras del Consejo de Ministros y adjuntos varios íbamos dados.

Las primeras jugadas, las del subidón de haber urdido una coalición con los comunistas más pijos y menos esforzados de la Europa meridional, las dieron al son de una pandemia que nos venía empaquetada desde China, el polígono industrial de un capitalismo occidental miope y avaro. Mientras la ruleta daba las primeras vueltas, demostraron una capacidad de gestión de crisis bastante deficiente, tanto el gobierno central, como los de la mayoría de las Comunidades Autónomas.

Los españoles soportamos entonces unos estados de alarma de muy dudosa legalidad, unos confinamientos de eficacia más que cuestionable y muchos, muchos Decretos Ley, mientras el Congreso estaba cerrado por enfermedad. Solo algunos personajes salieron ganando, los espabilados de turno: algunos comisionistas oficiales u oficiosos, algunos amigos de ciertos ministros y los arribistas de turno que iban sacándole las castañas del fuego a los 17 + 1 gobiernos.

Después de la mala fortuna de las primeras jugadas, todo el mundo creyó que la suerte iba a cambiar, que el gobierno se iba a remangar y se iba a poner a trabajar en serio. Todo el mundo creía que, con lo “progres” que decían ser, iba a cambiar la suerte de muchos. Pero no, a la vuelta de un tiempo prudencial, el que quiso darse cuenta descubrió que la desigualdad se incrementaba[1], que sobre el 90% de los españoles que posee solo el 65,5% de los ingresos por el trabajo y el capital, las clases media y bajare, caía el gran peso de la fiscalidad del Estado, con unos impuestos indirectos injustos, unos impuestos directos engañosamente progresivos y unas cotizaciones a autónomos y PYMES asfixiantes.

Con este gobierno “progresista” hemos llegado a unos niveles de inflación que ya estaban prácticamente olvidados. Una inflación y unos precios de la energía, que no han sido solo consecuencia de la maldita guerra de Ucrania, pero que le ha venido de perlas al gobierno que ha alcanzado un nivel de deuda desmesurado y se distingue como el más despilfarrador de todo el siglo XX y XXI, por no remontarme más atrás.

Tampoco el paro y la precariedad laboral han mejorado, a pesar de la lata que dieron con la famosa derogación de la reforma laboral del PP. Seguimos liderando el ranking del desempleo en la UE, con un mercado laboral desconectado de la realidad. Seguimos subvencionando unos sindicatos anclados en el pasado, desconectados de los trabajadores y obedientes al gobierno que más ha empobrecido a la menguante clase media y a la sacrificada baja.

La ruleta tampoco ha favorecido la suerte de la política exterior que, dentro y fuera de nuestro país, es calificada de errática y errónea, cuando no servil e indigna. Una política exterior opaca, que ha traicionado los principios de la corriente idealista, pero no ha acertado con la lógica de la realista. Una política exterior cuyas consecuencias vamos a pagar a la vuelta de pocos años, pero sobre la que se ha aplicado, como en tantas otras cuestiones, una absoluta falta de transparencia y un injustificable desprecio por los diplomáticos profesionales.

Tampoco le ha favorecido la suerte a la Seguridad Nacional. La Guardia Civil y la Policía Nacional vienen soportando las veleidades y traiciones de un Ministro del Interior que no pocas veces les ha dejado a los pies de los caballos y que mantiene una injustificada falta de equiparación con los cuerpos policiales autonómicos y locales.

Los Ejércitos, la Armada y el CNI llevan su particular cruz con una ministra de Defensa que, aunque últimamente haya sido elevada a los altares por su cerrada defensa del CNI en el caso “Pegasus”, cosa que le honra, nunca ha parecido ser consciente de la necesidad de contar con una Defensa suficiente y eficaz. No olvido un programa de televisión dirigido por el fingidamente enigmático Risto Mejide en el que éste, no sé si por intolerable ignorancia o por vergonzosa e interesada manipulación de los datos, le espetó a la ministra que, en los presupuestos generales para 2019, el ministerio de Defensa se llevaba 8.537 millones de euros, mientras a Sanidad le correspondían 4.292 millones y a Educación 2.722 millones. La poca cintura dialéctica de la ministra, junto a su escasa comprensión de la necesidad de Defensa Nacional, le llevó a justificar esa desproporción, haciendo inocente alusión la cantidad de puestos de trabajo que implicaban esos 8.537 millones. No fue capaz de hacerle ver que, sumadas las partidas presupuestarias correspondientes a las transferencias autonómicas de Sanidad y Educación, los presupuestos de ambas se elevaban a más de 64.000 euros y 40000 respectivamente.

Parece que la ruleta solo da suerte a los secesionistas y a unos cuantas corporaciones y multinacionales que están haciendo el agosto con la crisis que nos tiene acogotados. A los primeros, el gobierno, con su adornado y mediático presidente a la cabeza, les dan y permiten de todo, rinden a sus banderas los honores que no dispensan a la de todos los españoles y les tapan o indultan cualquier falta o delito que puedan cometer contra la legalidad. A los segundos les ofrecen un descontrolado mercado, falsamente llamado libre, con el que nos están conduciendo a una “feliz pobreza generalizada”. La ruleta sigue dando vueltas sin suerte para ninguno de nosotros, mientras distraen nuestra atención con sucesivos escándalos mediáticos y ridículos casos de espías mal empleados.

El crupier avisa: NO VA MÁS. La suerte está echada, si después de las últimas jugadas no aprendemos, no le damos la espalda al crupier y salimos de este maldito casino nos vamos a arruinar y no solo económicamente.

Zaragoza, 8 de mayo 2022

LUIS BAILE ROY



[1] El 1% de los españoles más ricos poseen ahora un 24,2% de la riqueza patrimonial del país, mientras que el 50% más pobre solo dispone del 6,7% y en el 10% más rico acapara el 34,5 % de los ingresos por el trabajo y el capital

 

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Luis Baile Roy

4 comentarios en “NO VA MÁS”

  1. Gobernados por incompetentes. Un pueblo adocenado que no solo ignora la verdad, sino que siente verdadera repulsión a ella. ¿ remedio ?…..¡¡ difícil lo tenemos !!

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