¡A por ellos como en Paracuellos! gritaba el otro día en Vallecas un siniestro personaje, con los ojos hinchados de ira y la cara desencajada por el odio, lo iba repitiendo por la plaza de la Constitución (Plaza Roja para los de la añoranza soviética) donde VOX abrió campaña en Madrid.
Una de las muchas malas costumbras de la izquierda española, rancia y de alcanfor, es tomar la calle y montar algaradas descomunales cuando considera que se le están metiendo en los lugares que, erróneamente, ha considerado sus feudos. También utiliza esa maldita suerte de hacer política cuando, por pereza o por ineptitud, no está dispuesta a oír y debatir. El caso es que el otro día la izquierda de moqueta y caviar, desde Galapagar, desde Pozuelo, desde el barrio de Salamanca o desde el de la Moncloa lanzaron a sus subvencionadas huestes a reventar el acto electoral de VOX en Vallecas.
Reunieron a unos cuantos, bastantes en proporción al despliegue policial que tuvo a bien montar el Delegado del Gobierno en Madrid. Supongo que el prevaricador ministro del Interior (según sentencia judicial) tuvo algo que ver en la escasez de efectivos policiales y en la limitada protección que se dio a los convocantes del acto y a los asistentes al mismo. No voy a entrar en cómo fue o dejó de ser la actuación profesional de unos policías que, desde el principio, fueron colocados en clara desventaja. Creo que ellos mismos se dieron cuenta de que aquello era una encerrona y que no se les había dejado adoptar medidas preventivas suficientes, ni asegurar el espacio necesario para evitar agresiones físicas graves. Algún responsable debería dar cuenta de ello y todo apunta a dos lugares concretos de la calle Miguel Angel y del Paseo de la Castellana.
Que la izquierda siempre ha utilizado los disturbios y la violencia callejera para intentar conseguir lo que no ha logrado en las urnas y lo sigue haciendo, no es una sorpresa. Pero sí que resulta novedoso que la violencia se aliente y proteja desde los despachos enmoquetados de ciertas instituciones, tanto como que eso ocurra en un país europeo cuando la izquierda radical está en el poder. Sin embargo, en este país, está empezando a ser habitual que ciertos personajes instalados en el poder jaleen a los violentos e incluso manifiesten que la violencia es una forma legítima de protestar, cuando es ejercida por las múltiples y salvajes tribus “antifas” lanzadas contra los que ellos consideren oportuno y contra sus propias fuerzas de orden público. Y lo peor es que todo esto ocurra sin que nadie de los miembros del ejecutivo pronuncie una palabra más alta que otra.
La violencia en la calles, la ocupación de la propiedad privada, el acoso violento a miembros de formaciones políticas de ideología diferente, etc, es llevada a cabo por una red de círculos o grupos que actúan coordinadamente, asegurando la tensión política que precisen sus jefes que, instalados en los cómodos despachos, se ocupan de mantenerlos económicamente con los presupuestos públicos. Con la excusa de proporcionar fondos para ciertas asociaciones y organizaciones teóricamente asistenciales, se ha ido tejiendo un entramado dependiente del poder que realmente acoge a grupos dedicados a la subversión, la desestabilización y la destrucción del sistema democrático actual. Procedimiento recomendado por Errejón para mantener viva esa ascua cuando la izquierda no este en el gobierno.
No voy a ser yo el que sostenga que nuestro sistema no precisa de cambios y ajustes, los necesita y rápido. Pero la diferencia entre la forma en que yo quisiera lograrlos y la que ellos están poniendo en práctica es radicalmente distinta. Ellos, los que actualmente pisan moqueta, son capaces de echar mano de la generación de “alta tensión”, como ya hizo Zapatero (según le confesó a Iñaki Gabilondo), mediante la utilización de sus subvencionados grupos de todo tipo y condición, provocando un cierto estado de impunidad y miedo, mientras van penetrando en todas las estructuras del estado que pueden, dejando en el ostracismo a aquellas otras que se les resistan, a la disidencia y a los medios de comunicación no entregados. Desde sus puestos en el poder van, poco a poco, cumpliendo con su objetivo de liquidar nuestro actual sistema político y la forma de Estado. No se conforman con ejercer el poder ejecutivo, quieren penetrar las instituciones de los demás poderes o desactivarlas, ansían controlar todos los medios de comunicación y, si es posible, “perpetuarse democráticamente” en el poder “para el bien de la gente”.
Lo ocurrido el otro día en Vallecas no es más que una pequeña muestra de la manera de proceder que han venido adoptando y van a seguir utilizando, para lograr la tensión adecuada y el miedo consiguiente. El objetivo es bipolarizar todo lo posible y arrinconar al contrincante sin miramiento alguno. A nivel nacional tienen enfrente a un PP debilitado y con un liderazgo muy cuestionado, a Ciudadanos casi en la extinción y a VOX, una fuerza emergente con un discurso claro que, poco a poco, está calando transversalmente en todas las capas sociales. Está claro que, manteniendo arrinconado al PP, se van a lanzar contra VOX. Ya han empezado en la campaña por Madrid, su objetivo inmediato, sacando a relucir todo tipo de tópicos y falsedades, además de utilizar una violencia injustificable que puede ir en aumento. Pero en el caso de Madrid tienen otro hueso duro de roer, el PP de Madrid y su candidata son un caso aparte, van a tener que redoblar sus esfuerzos.
Como he dicho antes, utilizarán toda esa red de grupos fieles y dependientes: de ultraizquierda, colectivos LGTBI, ocupas, inmigrantes ilegales, juventudes de los partidos, sindicatos, etc. Desde sus despachos harán uso de su influencia en los medios de comunicación. La presión policial seguirá siendo más intensa sobre los grupos de extrema derecha o simplemente de derechas y bastante contemplativa cuando se trate de grupos ocupas o de ultraizquierda. Su influencia en instancias judiciales seguirá haciendo recaer sentencias inversamente proporcionales a la violencia ejercida, según sean los encausados de izquierda o de derecha, véanse sino las correspondientes resoluciones de los casos “Blanquerna” y del “Bar del Rincón de la Legión”, ejemplos claros de desproporción y de actuación tendenciosa de la fiscalía.
No hay que engañarse, la izquierda que está gobernando hoy España ha abandonado muchos de los requisitos que deben cumplir los partidos en una democracia liberal. Reivindica tiempos pasados de los que más bien debería avergonzarse y, a pesar de sus formas pseudo modernas y del uso del postureo falsamente tolerante, se les nota el gusto por las costumbres totalitarias y las actitudes chulescas.
A los que se dejan atraer por las palabras vacías y aburridamente repetitivas de los personajes más sectarios de la izquierda en el poder, a los débiles de memoria, y a los que no le han tomado gusto a la historia les recuerdo que el comunismo, que fue hasta hace unos años la forma de gobierno en, al menos, 31 países, actualmente sólo está presente en 5 países de todo el mundo. No se puede decir, entonces, que sea un sistema político exitoso, por mucho que nos lo blanqueen.
31 PAISES COMUNISTAS |
5 PAISES COMUNISTAS |
Por si fuera poco, para aquellos que les gustan las “memorias históricas” y “memorias democráticas”, les apuntaré que el número de víctimas mortales que han producido estos regímenes puede rodar los 100 millones de personas, según lo afirmado en el “Libro Negro del Comunismo”, redactado por un grupo de historiadores coordinado por el investigador francés Stephane Courtois. Otros investigadores elevan la cifra a 120 millones (solo en la URSS 21 millones de muertos y en China otros 82), mientras los hay que la dejan en unos 60 millones. Sea como sea, una verdadera barbaridad. Sin embargo en nuestro país solo se habla de “antifascismo” y de “ultraderecha”, nunca de “anticomunismo” y pocas veces de “ultraizquierda”. No sucede lo mismo en la UE, en cuyo Parlamento el 19 de septiembre de 2019 y por 535 votos a favor, 66 en contra y 52 abstenciones, se aprobó una resolución condenatoria que recordaba que “ambos regímenes (comunismo y nazismo) cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones, y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad”.
Tampoco puedo dejar de recordar a los colectivos LGTBI, tan proclives a acudir a la llamada de sus mantenedores, que los regímenes comunistas se han distinguido por la continua persecución y represión de la homosexualidad. Desde Gorki a el Ché Guevara, muchos dirigentes comunistas han sido verdaderamente duros en sus acciones en contra de la homosexualidad. Y en 2016 el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR), solicitó que se multaran los comportamientos homosexuales y se castigara a quien reconociese en público su homosexualidad, o sea que siguen con su tendencia.
Para acabar, si alguien piensa que Pedro Sánchez parará o moderará la tendencia comunista de sus socios de gobierno está equivocado. Sanchez los utilizará, como ya antes, en las peores épocas del PSOE, hicieron otros dirigentes socialistas. Sanchez, como casi todo líder socialista o comunista, lo que pretende es mantenerse en el poder sea como sea. Ya veremos cómo le va con el díscolo Pablo, personaje que miente de forma tan descarada como lo hace en este video: https://youtu.be/ZOrcnxVLcl8.
11 de abril 2021
LUIS BAILE ROY
1 comentario en “¡A POR ELLOS COMO EN PARACUELLOS!”
Efectivamente esa es la situación actual en España. Desde el poder asaltando todos los poderes para conseguir un Estado totalitario socialcomunista. Nada nuevo bajo el sol para los que conocemos la manera de actuar de la izquierda y los principios ideológicos del comunismo que es un sistema político fracasado pero que muchos aún desconocen o no quieren saber de las graves consecuencias de su implantación y mira que lo tienen fácil con mirar a Venezuela o Cuba por citar un par de países.
Un abrazo Luis y gracias por tu blog semanal.