7 de julio de 2025 16:10

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

VACUNACIÓN EN LA UE. EL LIO DEL MONTE PIO

¿Qué encontrarás en este artículo?

 Como puede observarse en el gráfico adjunto, la Unión Europea, salvo alguna honrosa excepción como Hungría, a fecha del 15 de abril de 2021, tiene una muy moderada posición en lo que a la cantidad de personas vacunadas contra el COVID-19 se refiere. De hecho, el día 14 la Organización Mundial de la Salud, por boca de Hans Henri P. Kluge, director regional de la organización, le daba a la UE un toque de atención: “El despliegue de estas vacunas es inaceptablemente lento. Y mientras la cobertura siga siendo baja, debemos aplicar las mismas restricciones y medidas de salud pública que han puesto en marcha en el pasado para compensar los retrasos en el calendario”.


El 25 de marzo el diario El País publicaba que los países miembros de la UE mostraban una clara desconfianza con la gestión de la adquisición y distribución de las vacunas llevada a cabo por la UE. La planificación inicial preveía vacunar hasta marzo al 80% de la población de más de 80 años, además de al personal sanitario. La realidad es que solo se vacunó al 25% del primer grupo y al 50% de los sanitarios. En el primer trimestre solo se han distribuido 72 millones de dosis, con las que se ha vacunado al 11,3% de la población con la primera dosis y al 5% con las dos. Desde luego estos no son datos que se correspondan con una buena gestión.

La presidenta de la Comisión Europea, la señora Von der Leyen, se quejó amargamente de que, desde el 1 de diciembre, han salido de la UE unos 77 millones de dosis exportadas a 33 países y además se había contribuido a la iniciativa COVAX, para ayudar a la vacunación en los países con menos recursos, con otros 31 millones de dosis. La reacción fue una propuesta de proyecto de reforma del reglamento del control de exportaciones, para impedir que las farmacéuticas exportaran sin el permiso de la UE. La reacción fue tardía y, cómo no, debía pasar por los recovecos burocráticos de la Unión para convertir el proyecto en reglamento. No le quito la razón a la presidenta de la Comisión, pero esa queja me hace sospechar que las curiosas relaciones de poder y funciones de la Comisión, el Consejo y el Parlamento no están muy ajustadas ni suficientemente engrasadas.

Ante la cantidad de dosis para los países con pocos recursos no tengo nada que objetar y si fuera necesario aportar más habría que hacerlo indudablemente, pero sí debiera ser analizada la oportunidad de la exportación del resto de millones de dosis, porque desde que, el 1 de febrero, entró en vigor el control de exportaciones han salido otros 41 millones de dosis, de los que 11 fueron al Reino Unido, país que ya había importado de la UE otros 10 millones de dosis. Esta situación fue denunciada el 24 de marzo, en el Parlamento Europeo, por el líder del grupo popular, Manfred Weber, que se quejó de que se habían enviado más vacunas a Reino Unido que a España, o más a Arabia Saudí que a los países bálticos. No obstante, estas quejas no debieron remover muchas conciencias porque la UE sigue siendo, a pesar de los esforzados europeístas, una Europa de mercaderes herederos de la reforma luterana, en la que la industria farmacéutica tiene mucho poder.

Volviendo la vista a los comienzos del culebrón de los contratos con las industrias farmacéuticas, podemos recordar que en agosto la Comisión Europea firmó un contrato con la farmacéutica anglosueca AstraZeneca, en el que se preveía la adquisición de 90 millones de dosis en el primer trimestre y 180 millones en el segundo, es decir, 270 millones de dosis antes de julio solo de esa farmacéutica. Pero dicho laboratorio, ya en enero, anunció que llegaría, como mucho, a suministrar 30 millones hasta marzo y 70 entre abril y junio. A este clarísimo incumplimiento de contrato la UE debía sumar los retrasos anunciados poco antes por Pfizer. El consorcio germano-estadounidense Pfizer-BioNTech, había acordado el suministro a lo largo de 2021 de 500 millones de dosis, con la opción de alcanzar los 600, pero los continuos retrasos están ralentizando la vacunación en toda la UE.

El caso es que la financiación de los Estados para concertar compromisos de mercado anticipados (CMA) alcanzó la cifra de unos 86.500 millones de euros. Mediante esos compromisos, a cambio de tamaña inversión en la investigación y fabricación de vacunas, los diferentes Estados u organizaciones supraestatales adquirían el derecho a comprar un número determinado de dosis de vacunas en un período de tiempo pactado. El origen geográfico de esa financiación ha sido el siguiente: el 32 % procedía de Estados Unidos, el 24 % de la Unión Europea y el 13 % de los gobiernos de Japón y Corea del Sur y 31% del resto. Como se puede observar, prácticamente una cuarta parte de la financiación de todo el mundo procedía de la UE, sin embargo, hoy por hoy, la situación de su proceso de vacunación no es proporcional a dicha inversión. Pero tampoco es equiparable a los casos de Reino Unido, Chile o Israel, por ejemplo, cuya contribución inicial al esfuerzo financiero fue menor que el de la UE. El truco está simplemente en que las farmacéuticas vendieron antes a los que pagaron más.

Evidentemente, la UE se merecería un tratamiento más justo y acorde con la aportación que había hecho a los laboratorios de las multinacionales farmacéuticas. Pero, a pesar de los esfuerzos que haga la lentísima maquinaria institucional europea para intentar obtener, al ritmo acordado, las dosis necesarias para los 447 millones de europeos, puede que en algunas de las instituciones de la UE tengamos “caballos de Troya” que trabajen a favor de las farmacéuticas que intentan vender al mejor postor. El resultado final es que los ciudadanos europeos seguimos sin las vacunas suficientes, mientras millones de dosis producidas en Europa se exportan. Una situación que puede tildarse de escandalosa teniendo en cuenta que se han fabricado en empresas farmacéuticas que no han respetado los compromisos de mercado anticipados (CMA) firmados con la UE.

Este asunto, aunque no es el único, hace que me replantee la bondad de la actual estructura y organización política de la UE, en la que ni el ejecutivo tiene plenas capacidades ejecutivas, ni el legislativo tiene plena capacidad legislativa, y en la que, casi todo, se “negocia” en el Consejo de la UE. Pero esto queda para otros artículos, ahora la cuestión es que la salud pública es una competencia propia de los Estados miembros, mientras que para la UE es una solo competencia de apoyo a los países miembros para alcanzar objetivos comunes, compartir los recursos y superar los retos comunes. En el caso de la adquisición y distribución de las vacunas contra el COVID-19 se firmó un acuerdo entre la Comisión Europea y los Estados miembros en el que se encomendaba a la Comisión “el mandato de concluir, en nombre de los Estados miembros participantes, compromisos de mercado anticipados (CMA) con fabricantes de vacunas para la adquisición de estas con el propósito de combatir la pandemia de la Covid-19 en el ámbito de la Unión”. En el acuerdo se repartían las responsabilidades entre las partes, tanto para la adquisición de dosis de vacunas, como en distribución, y se indicaba que los países firmantes no podrían iniciar sus propios procedimientos de compra anticipada de dicha vacuna “con los mismos fabricantes”.

La solución acordada por los países miembros no ha dado el resultado que se esperaba y la UE, en general, ha quedado más desprotegida frente a la COVID-19 que otros Estados que, independientemente de su aportación a la financiación de la investigación y fabricación de la vacuna, han decidido pagar más por las dosis para alcanzar antes la inmunización de su población. A la Europa de los mercaderes le han llevado al huerto  impunemente, pero de momento compran más barato, eso si.

Abundando más en la cuestión, también me tiene escamado el hecho de que, la paralización de la distribución y aplicación de ciertas vacunas, coincida con el hecho que sean esas las vacunas más baratas del mercado en el que nos movemos los europeos y norteamericanos. Puede que sea mal pensado, pero no veo lógica la paralización de la vacunación con esas marcas, cuando los casos de reacciones adversas graves alcanzan escasamente la proporción de un caso por millón, siendo los beneficios de la vacunación infinitamente más positivos para la población en general. Si se diera el caso de que los retrasos producidos por esas paralizaciones fueran debidos a la implicación de cualesquiera instituciones, o políticos individualmente considerados, en los intereses de ciertas corporaciones farmacéuticas, la cuestión sería de extrema gravedad y habría que pedir cuentas por ello.

En cuanto a nuestro país, estamos a lo que nos toque, con el ritmo de distribución que marque la UE, pero con los continuos cambios de opinión sobre si vacunar o no con tal o cual vacuna. Siempre igual, imprevisión, improvisación e incontinencia verbal. También seguimos con el guion habitual en lo referente a la escasísima inversión en investigación en comparación con lo dedicado a las vacunas en otros países. Nuestra inversión ronda el millón de euros escaso, muy baja inversión respecto al conjunto de la UE en su conjunto que ha invertido 3.790 millones, pero que tampoco es para tirar cohetes porque la Administración americana invirtió unos 18.000 millones de dólares, casi totalmente en tiempos del “malvado” Trump. Estas cifras contrastan con las respectivas poblaciones: 447 millones en la UE y 328 en EEUU.

 

18 de abril de 2021

LUIS BAILE ROY

 

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Luis Baile Roy

1 comentario en “VACUNACIÓN EN LA UE. EL LIO DEL MONTE PIO”

  1. Desgraciada o afortunadamente , la UE no es aún una federación sino una confederación y por tanto con dificultades para hacerse valer en el nuevo orden mundial. Exceso de burocracia , lentitud en la aplicación de sanciones al incumplimientos de los países miembros de sus directivas así como en la aplicación de las resoluciones judiciales lo que lleva a un "Reino de Taifas" exactamente igual a lo que pasa en España a nivel Estado miembro, y todo esto se visualiza más aún cuando estamos ante un problema de envergadura y a nivel mundial como esuna pandemia. Llegado un conflicto armado no quiero ni pensar qué haría cada país miembro

    Un abrazo Luis.

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