EL GATO. EL PERSONAJE PROTAGONISTA
El domingo pasado acabé el artículo de la siguiente manera: “Hasta donde esta humillación. De alguna manera habrá que parar esta sinrazón, …..Pero ¿quién le pone el cascabel al gato?”. Alguien comentó después que esperaba leer la respuesta a mi propia pregunta en el siguiente artículo. Pues aquí estamos de nuevo y vamos a coger el toro por los cuernos, aunque puede que no responda al gusto del respetable. Al fin y al cabo de eso se trata, de tener divergencias, sería muy aburrido si todos pensáramos lo mismo.
Desde que se conoció el pacto firmado en Bruselas, muchas instituciones y asociaciones han mostrado su asombro y contrariedad ante lo firmado por el PSOE y Junts x Cat. Realmente no comprendo el porqué de tal asombro, ¿es que aún no sabían cómo son los unos y los otros?
Les recordaré, algo que hace poco escribí otro artículo en este blog sobre la historia ese PSOE que, durante el bienio de gobiernos de centro-derecha (1933-34), dio un golpe de estado a la II República, que tras las elecciones de 1934, marcadas con la más que fundada sospecha de fraude electoral, el PSOE a la cabeza de un triunfal Frente Popular concedió la amnistía para los condenados por el golpe de 1934, incluidos los independentistas catalanes y que después, hasta 1939, su nefasta gestión en el gobierno y sus tropelías en la calle dejaron una huella imborrable, aunque la represora ley de memoria democrática lo intente.
Tras unos años de apariencia socialdemócrata europeizante, en los que aparentaba respetar esa cosa llamada democracia liberal, representativa o como se la quiera denominar, las aguas del PSOE volvieron a su cauce. Ya se sabe, la cabra tira al monte. Zapatero saco a los suyos a saltar por los riscos y desde entonces no han dejado de enriscarse. Después del periodo de Rajoy, con sus luces y sus sombras, pero en el que, sobre todo, miró para otro lado en los temas de calado, apareció el personaje que dice gobernarnos ahora. Alcanzó el poder con artimañas de trilero, legales sí, pero artificiosas cuando menos. Y sigue en lo mismo, en lograr su “objetivo personal” de perpetuarse en el poder, por mucho que lo niegue su lacayo de La Moncloa, el ministro Bolaños.
Nunca he dudado de que ese personaje iba a ser capaz de todo lo que ha hecho con tal de mantenerse en el poder, se le veía venir. De lo que si dudé a menudo es de que algunos tontos útiles de los que se ha servido no le traicionaran, está claro que sus métodos neomaoístas de purga y reeducación lo han impedido con eficacia. También dudé de que sus compañeros de Podemos y sus confluencias (ahora sumatorio de diversas sensibilidades izquierdistas a la vera de Yoli) le siguieran como corderitos, los creía más enriscados, incluso más consecuentes, que a los chicos del PSOE pero, ya ven, les reedita el Frente Popular (al que hoy denomino Frente Disolvente) y todos tan contentos, a pisar alfombra, a vestir de Armani y a jugar al Monopoli con el dinero de los españoles y a olvidar los ERE de Andalucía y las distracciones financieras de los consortes de sus compañeros de gabinete. En todo eso tengo que reconocer que no he acertado. Ni en su partido ha habido, ni hay, nadie con arrestos suficientes para quitarlo del medio, a pesar del evidente mal que está haciendo a España y a su propio partido. Ni los de SUMAR van a morder la mano del que les da de comer. ¡Que se joroben! Y sigan tragando. Les recomiendo antiácidos.
De lo que nunca dudé es de que los partidos independentistas, tanto los de derechas etnicistas, como los de izquierdas contradictorias iban a llegar a un acuerdo con el personaje protagonista. Ellos saben, porque llevan muchos años practicando el pacto con débiles gobiernos nacionales e incluso el chantaje, que a éste lo tenían pillado por donde más le dolía a él: en su infinito ego. Ellos quieren y saben cómo y cuándo hacer daño a España y esta es una ocasión que no se les presentaba desde 1934. Personalmente dudo de que este personaje que nos gobierna, aún en funciones, no intente engañar a estos abigarrados separatistas. Lo creo porque lleva la mentira en su ADN, pienso, además, que si no les engaña en algo sufrirá una grave crisis de autoestima. Solo se libraría de semejante trance psicológico si alguna institución u organismo nacional o internacional se lo pone en bandeja, al impedirle cumplir alguna de las condiciones pactadas. Será interesante ver entonces la reacción de los fascistas periféricos.
Pero la verdad es que esta vez parece que le tienen bien agarrado por donde más duele y le pueden hacer la vida imposible si no cumple lo que los insaciables independentistas le han hecho firmar. Unos cuantos papeles redactados de manera torticera y rocambolesca, para que parezca que todo es humo y simples reflexiones al atardecer cuando, por el contrario, están bien claros y puestos negro sobre blanco sus objetivos y pasos para lograrlos. Es el final de la hoja de ruta de un tal Pujol, se acuerdan de él, ¿verdad? Pues igual sale amnistiado todo su corrupto y mafioso clan y si no al tiempo.
LOS RATONES
Esos que dicen llevar décadas relamiéndose las heridas infringidas por algún que otro gato español malicioso, que se pasan el tiempo ensalzando a unos personales históricos que, si levantaran la cabeza, les iban a correr a correazos. Así permanecen en un permanente lamento y gemido, hasta que llega el momento en el que alguien les da la ocasión de manifestar todo el odio dolorosamente acumulado. Ese alguien suele ser algún político necesitado de apoyos, sean de investidura, de legislatura o coyunturales, normalmente un indigente intelectual con ganas de jugar de cesar.
Ratones unos que, por lograr cama, luz, agua, aceite, vinagre, sal, y asiento a la lumbre bailan por peteneras, si es necesario, y repiten como papagayos las consignas del jefe del Frente Disolvente. Es la izquierda adocenada de esta Patria nuestra que, al grito de “que vienen los fachas”, reaccionan como alma que lleva el diablo y pierden el sentido común. No sé dónde ven tanto facha, pero a ellos ese grito les funciona, les pone.
Ratones otros que, estando permanentemente insatisfechos y frustrados, creídos de ser los descendientes de alguna extraña raza superior que, por injusticias y avatares históricos ha sido humillada por una suerte de gentuza belicosa y pendenciera, encuentran la ocasión para salir de su supuesta opresión gracias al irrefrenable y psicopático ego del aspirante a cesar. Estos ratones suelen ser cobardes pero, si después estar horadando durante mucho tiempo los pilares de la casa que les cobija, encuentran la ocasión y el punto flaco del cesar no sueltan el bocado.
QUIÉN LE PONE EL CASCABEL A ESE GATO
Aquí viene el problema. ¿Quién será capaz de poner coto a ese gato travieso que ha arañado y mordido todo el mobiliario de la casa? ¿Quién devolverá a los ratones a su sitio natural o pondrá matarratas para que los pilares de la casa no colapsen?
Se me ocurre en primer lugar, por no pasar a mayores, una solución que no veo demasiado factible: recurrir a las dotes de persuasión de Emiliano García-Page, hombre que ha manifestado claramente su oposición a los pactos que ha firmado su jefe de partido con los de Junts x Cat, entre otros. Si quisiera, quizás podría lograr que buena parte de los 21 diputados socialistas de Castilla La Mancha votaran en contra de la investidura de Sánchez o, al menos, se abstuvieran. Esta sería la primera forma de ponerle el cascabel al gato. Pero sinceramente, lo dudo. García-Page ya ha demostrado en numerosas ocasiones que es hombre de muchas palabra y menos hechos.
Por otro lado, pensando en la ingente cantidad de normas legales que tenemos en España y la enorme cifra de juristas que forman parte de los múltiples cuerpos de las administraciones del Estado, no comprendo cómo es posible que nadie haya encontrado un motivo por el que solicitar el procesamiento del personaje en cuestión. No voy a entrar a enumerar los puntos de los citados pactos y menos a valorarlos. Tampoco voy a descubrir en que se han podido contravenir o incumplir cualquier norma de nuestro ordenamiento legal. Sobre esos aspectos ya se ha publicado y se publicará todo tipo de comentarios, artículos de fondo y editoriales. Por cierto, de entre todos ellos recomiendo la lectura de los artículos de Tomas Torres Peral que, sobre el asunto de la amnistía, ha publicado en La Razón[1].
Si quiero hacer notar que, en un periodo de tiempo muy corto, han sido capaces de reaccionar, en contra de los pactos de Sánchez y la futura ley de amnistía y la destrucción del Estado de Derecho, el Consejo General del Poder Judicial, todas las asociaciones judiciales, incluida la de Jueces para la Democracia muy próxima al PSOE, la asociación de fiscales, la de Inspectores de Hacienda y la de técnicos del mismo ministerio, los letrados de la Administración de Justicia, muchos colegios de abogados, la asociación de abogados del Estado, la Asociación de Diplomáticos, las salas de gobiernos de los Tribunales Superiores de Justicia, los presidentes de las Audiencias Provinciales, los inspectores de trabajo, la Asociación de secretarios, interventores y tesoreros de la Administración Local, la Asociación de cuerpos de letrados y auditores del Tribunal de Cuentas, la Asociación del cuerpo superior de letrados de la Administración de la Seguridad Social, etc. En todos los casos, en sus declaraciones y manifiestos, se rasgan las vestiduras pero, por lo general, solo las que afectan a su ámbito profesional o gremial, no tanto por los daños que esos pactos puedan infringir a España, como Nación unida tal y como reza el artículo 2 de la Constitución Española (CE)[2].
Entre este conjunto de profesionales, en el que supongo que, a una gran preparación intelectual y un indudable sentido del Estado, se une un incuestionable sentido del deber para con la Nación, es de donde podría salir la manera de sentar al personaje en el banquillo del Tribunal Supremo. Esa sería la segunda manera de ponerle el cascabel al gato. En este caso no puedo opinar sobre la posibilidad o no de que algo parecido suceda, ni por mi falta de conocimientos jurídicos, ni por que tenga demasiada confianza de que haya alguien que se ponga altruista y seriamente a la labor.
[1] https://www.larazon.es/autor/ttperal/
[2] La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Llegamos a donde supongo que todos estaban esperando. Al Rey, Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas (FAS). Pero seguramente se van a llevar una desilusión, aunque no plena. En primer lugar, en lo referente al Artículo 62. h de la CE, es muy conveniente tener muy en cuenta la sinopsis del artículo realizada por el Letrado de las Cortes Generales José Fernando Merino Merchán, que expresa de una manera clara y diáfana lo siguiente:
El artículo 62 h) de la Constitución señala que a S.M El Rey le corresponde el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Por tanto, el Rey es el supremo órgano de mando de las Fuerzas Armadas. Casi tedas las constituciones reconocen al Jefe del Estado el mando supremo de los ejércitos. En las monarquías la razón de ser se basa en que el monarca representa la unidad nacional y está a la cabeza de todos los órganos superiores del Estado. No obstante, se debe tener en cuenta que ese mando supremo, en el caso de España es honorífico y no dispone de poderes de dirección real que corresponde al Ejecutivo, en concreto al Gobierno, según el artículo 97 de la Constitución, el cual El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado.La función constitucional atribuida al Rey en el artículo 62. h) de la Constitución ha sido invocado como elemento decisivo para abortar el intento de golpe de Estado que se produjo el 23 de febrero de 1981. No parece adecuado indicar que Su Majestad El Rey D. Juan Carlos evitase que esta intentona cumpliera su objetivo debido exclusivamente a su carácter de superior militar jerárquico, aspecto éste que, siendo importante, no oculta que, en una situación de excepción, la actuación del Jefe del Estado como árbitro y moderador de las instituciones, se basa más en la «auctoritas» que en la «potestas»; que se apoya más en la autoridad personal y en el carisma que en las funciones, en los poderes que se indiquen expresamente en la Constitución o en el resto del ordenamiento. De cualquier forma, y con carácter general, tanto en tiempo de paz como de guerra, no resulta del todo convincente que esta decisiva actuación del Monarca en defensa de nuestra Constitución y del régimen de libertades estatuidos en 1978, suponga obviar lo que expresamente indica el artículo 97 CE, estableciendo que es el Gobierno el órgano que dirige la política exterior e interior, civil y militar de España.
También hay quien opina que el Rey podría negarse a firmar la ley de la amnistía pero, teniendo en cuenta el Artículo 91 de la CE que dice:
El Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación
debemos concluir, dado el carácter imperativo de los verbos utilizados, que al Rey no le queda otra que firmar. Pues, si como dicen algunos, abdicara por un par de días para evitar la firma de la dichosa ley, estoy seguro de que no le dejarían volver a reinar. Anda que no le tienen ganas, como para levantarse del trono.
Sin embargo, con el fin de hacer cumplir el Artículo 2 de la CE[1], claramente vulnerado en la letra de los pactos firmados con ERC, Junts x Cat y el PNV, y para evitar la promulgación de la inconstitucional ley amnistía, el Rey si podría, en su caso, y con toda la cautela y seguridad en cuanto al respaldo que obtuviera su intervención, impedir actuaciones contrarias a la Constitución, según lo que podría deducirse de la redacción del cuarto párrafo de la sinopsis del mismo letrado del Artículo 62, cuando se refiere a las funciones arbitrales o moderadoras del Rey como instancia persuasiva o de influencia:
…. “Ciertamente entre la primera postura de indudable carácter expansivo y las que reducen a un simple «acto debido» la función moderadora y arbitral del Rey, se abre una tercera vía consistente, como han puesto de manifiesto Fernández Fontecha y Pérez de Armiñán, en reconocer al Monarca determinadas «potestades bloqueantes» (de las que las funciones moderadora y arbitral serían las arquetípicas), que como se ha dicho más atrás no se traducirían en derecho de «hacer» sino en derecho -¿o quizá el deber?- a impedir actuaciones contrarias al orden constitucional, así como a resolver de «forma pasiva» las tensiones que se planteen en el funcionamiento regular de las instituciones. Gracias a esta función de «influencia» el Rey trasciende el ámbito de sus estrictas atribuciones constitucionales, haciendo realidad actual la frase de Bagehot de que al Rey corresponde «animar, prevenir, ser consultado»
En resumidas cuentas, la tercera posibilidad de ponerle el cascabel a este gato tan mal criado no la veo demasiado posible. Lo de su padre, con ocasión del golpe de Estado del 23 F, fue en otro momento y en unas circunstancias que alguna vez se aclararán, o no. Pero el momento actual es muy diferente, no es nada propicio para el Rey y, si se arriesga a poner pie en pared, debe tener bien situadas y aseguradas las piezas del tablero.
[1] Artículo 2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
La última va de farol, pero la lanzo porque nadie asegura que el pueblo español siga durmiendo el sueño de los justos, a pesar de tener cada vez menos capacidad adquisitiva, de sufrir en sus propias carnes los efectos del incremento de la desigualdad, de un paro juvenil vergonzoso, del casi imposible acceso a una vivienda digna, etc., etc. y, además, ver como este personaje, lo hayan o no votado, está haciendo girones nuestra Patria a capricho de unos separatistas que no solo odian a España, también quieren arruinarla. Podría ser que un día se declarara una huelga general y que la pelota empezara a rodar llevándose por delante al personaje en cuestión y sus secuaces. Esa es la cuarta posibilidad de ponerle el cascabel al gato. Se que hay gente en ello y no sólo gente del centro y las derechas, hay gente de la izquierda, fuera del insano ámbito del PSOE y del sumatorio de infinitesimales que es SUMAR, que ahora creen en la necesidad de anteponer España a la ideología.
1 comentario en “EL CASCABEL Y EL GATO”
Un gran artículo y una situación pésima: me temo que la Constitución de 78 no tiene frenos lo suficientemente efectivos para frenar a este autócrata e indigente mental. Tal vez el poder judicial, pero siempre podrá aprobar leyes fraudulentas y bolivariana que neutralicen a dicho poder. Tenemos un panorama muy malo.