7 de julio de 2025 16:10

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

¿Qué encontrarás en este artículo?

Cuando vi el otro día a Arnaldo Otegui en la televisión, con cara de circunstancias y cierta sorna en la mirada, pronunciando aquellas frases tan estudiadas, tan iguales a las pronunciadas por aquel encapuchado que, en octubre del 2011, anunciaba el fin de la lucha armada de ETA, me vinieron a la mente una avalancha de sentimientos y recuerdos, junto a la sospecha de que algo se estaba fraguando entre Bildu y el Gobierno.

DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS

Desde los años 70 me acostumbré a controlar los sentimientos que me producían los actos terroristas de ETA, las acciones de sus cachorros en las calles y el terror al que sometieron a la población vasca y a la del resto de España. Siempre procuré no exteriorizarlos en exceso porque había que mantener la mente fría y la cara bien alta. Pero la procesión iba por dentro y, como en una base de datos, iba acumulando recuerdos, vivencias y nombres de víctimas y de verdugos. Como a mí, supongo que les ha ocurrido a muchas personas que, por múltiples circunstancias, hemos tenido que lidiar directa o indirectamente, más o menos de cerca, con aquella situación en la que “unos movían el árbol y otros recogían las nueces”.

Hasta el 2011, pero sobre todo en los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, ETA mantuvo una actividad criminal que dejó nada menos que 829 muertos, unos 2600 heridos y cientos de familias terriblemente afectadas. Pero esta es la faceta más visible del daño producido por esos canallas que, no en vano, tenían una serpiente y un hacha como símbolo. Detrás estaban dejando una sociedad vasca absolutamente enferma moral y éticamente y una España atónita, atemorizada y en parte también infectada por aquel virus.

ILUMINADOS POR UN ILUMINADO

El odio a España y a los españoles que albergaban todos aquellos que militaban y aún lo hacen, en la banda terrorista ETA y en sus soportes políticos, tiene su origen en las teorías de un iluminado llamado Sabino Arana[1]. Este personaje, después de fracasar en sus estudios universitarios, se dedicó al “estudio” de la lengua e historia vasca y a la publicación de numerosos escritos sobre lingüística, historia y política (en un sentido muy limitado), pero nunca alcanzó el reconocimiento académico al que se hicieron acreedores personajes como Unamuno, Caro Baroja, Pio Baroja y otros muchos que luego han sido olvidados por el nacionalismo redentor. Creó el Partido Nacionalista Vasco en base al Vizcaíno, cuya bandera, la actual ikurriña, fue creada durante una merienda en casa de un tal Ángel Zabala mediante un cambio de colores que Sabino practicó sobre la Unión Jack de un barco británico de una litografía. También inventó el nombre de Euzkadi (el pueblo de raza vasca), cuestión que le discutió mucho Unamuno. Todo aquello respondía a un sentimiento de frustración por el fracaso de un carlismo tan arraigado por allí. Sus escritos, exceptuando los del final de su vida, tienen un sello inconfundible e insultantemente racista antiespañol que sigue dejando huella en el PNV de hoy día y en sus derivados más a la izquierda.

Increíblemente aquel oscuro hombre, que escribió casi toda su obra en español y que terminó sus días siendo un españolista, es hoy un mito del nacionalismo vasco, uno más de los mitos a los que se aferra el nacionalismo vasco para componer su relato. Nunca hablan de hombres como, por ejemplo, Pedro Lopez de Ayala, Juan Ortiz de Zárate, Juan Romero de Ibarrola o Martín de Rentería que colaboraron con su esfuerzo, sabiduría y, en algunos casos, hasta con su heroísmo, a conformar esa España que, según algunos, se logró por un ejemplar proceso federativo entre reinos y señoríos de la península y que luego se extendió a Hispanoamérica. Su relato se fundamenta en falsedades y tergiversaciones que han divulgado en los libros de texto, con la connivencia de los gobiernos españoles. Han dado valor histórico a hechos nunca probados o falseados y han concedido la categoría de mito a personajes de los que, en muchos casos, deberían avergonzarse y que no voy a mencionar por no gastar ni un gramo de tinta en ellos. Solo valga recordar las tristes actuaciones de sus gudaris en Santoña o en Villarreal (Álava) durante la guerra de 1936-39, o el doble juego del Euskadi Buru Batzarque, en plena II Guerra Mundial, envió a su reverenciado José Antonio Aguirre a Alemania, en la que pasó cuatro meses intentando asegurar un  “protectorado” vasco dentro de la futura Europa nazi. Dios los cría y ellos se juntan.

De las teorías de aquel iluminado, poco bueno podía deducirse, como difícilmente se pueden derivar de cualquier otro nacionalismo. Tampoco se podía esperar que el nivel intelectual de sus dirigentes diera para mucho, aunque hay que reconocer que en el regateo y el enredo han demostrado ser tan maestros como los vendedores de cualquier zoco marroquí. Pero han contado, durante largos periodos de tiempo, desde finales del siglo XIX, con la ventaja de tener en los gobiernos de la nación a unos políticos de muy escasa categoría y con una visión política cortoplacista. Esta ventaja, si cabe, se ha incrementado en los últimos tiempos, en los que sucesivos gobiernos han caído en la trampa del cambalache de los votos nacionalistas, para sacar adelante leyes y presupuestos que no han sido capaces de pactar entre los partidos de ámbito nacional. Esa situación ha degenerado hasta tal extremo que en algunas regiones españolas es difícil reconocer a España.

¿Y LA IGLESIA?

No me voy a olvidar de mencionar aquí la postura de la Iglesia en el País Vasco o, por lo menos, de gran parte de ella. En muchos casos su labor distó mucho de la que debía haber sido, en algunos lugares dejó de ser la iglesia de todos para pastorear solo a unos cuantos, a los nacionalistas y a los más allegados a su causa, incluso llegó a dar soporte y cobijo a terroristas, mientras se negaba a celebrar funerales por algunas de sus víctimas. 

En este caso la Iglesia, aunque les duela a muchos leer esto, se puso del lado de los verdugos. Esto también conviene que lo sepa don Jorge Mario Bergoglio, a la sazón Obispo de Roma y Pontífice de la Iglesia, para que lo recuerde la próxima vez que se le ocurra decir que no piensa venir a España hasta que no haya una verdadera reconciliación. Antes de hablar con tanta ligereza debería de mirar dentro de su Iglesia. También debería de haberse enterado de que en España ya nos reconciliamos hace muchos años. Si no tuviera filtros montoneros en la mirada podría haberse dado cuenta de que lo que está sucediendo ahora en España es que unos cuantos políticos sin escrúpulos vuelven a resucitar, ley en mano, los fantasmas del pasado y son, precisamente, esos los que han heredado las siglas de los partidos que hace muchos años quemaron templos y asesinaron a multitud de religiosos católicos. Debería conocer que, desde los púlpitos de las iglesias de algunas partes de España, se está estimulando, consciente o involuntariamente, el enfrentamiento y la discriminación, no la reconciliación y el entendimiento.

UN NEGOCIO SUCIO AL DESCUBIERTO

Ahora esos nacionalistas, tanto los que mueven el árbol como los que recogen las nueces, se permiten la licencia de contarnos que reconocen el «pesar y dolor por el sufrimiento padecido» por las víctimas de ETA y afirman que aquello «nunca debió haberse producido«.

Toda la declaración es una sucesión de frases huecas, pronunciadas con la frialdad de la falta de sentimiento sincero, en las que no aparece la palabra perdón, ni la condena de los atentados, tampoco la intención de ayudar a aclarar los más de 300 crímenes sin resolver. Una declaración casi calcada a la de aquellos encapuchados que, en octubre del 2011, anunciaron el cese de la actividad armada. Con una escenografía estudiada, en el mismo Palacio de Aiete de San Sebastián en el que se produjo la declaración de la vergonzante Conferencia Internacional de Paz, celebrada en el 17 de octubre de 2011 donde los dirigentes de Bildu y de Sortu iniciaron el primero de los actos de una comedia macabra, en cuyo último acto tenían previsto sorprender con la salida al escenario de los asesinos de ETA aún encarcelados.

El problema, relativo por supuesto, porque para Sánchez todo es relativo mientras él “siga siendo el rey”, es que el bocazas de Otegui ha desvelado el guion. En un reciente acto con los militantes de Bildu en Eibar ha dejado claro que apoyará los presupuestos de este gobierno y respaldará al “gobierno progresista” lo que le quede de legislatura, incluso ha manifestado su deseo de que siga gobernando otros cuatro años más, todo con tal de lograr los cambios legislativos necesarios para sacar a sus 200 presos a la calle. Luego ya se lo irán viendo, de momento ya ha dejado una amenaza en el aire: si el «Gobierno más progresista que pueda existir en el Estado no da solución al tema de los presos de ETA y no es capaz de darle una solución democrática a la cuestión nacional tendremos que tomar nuestra decisiones«. De momento ya están dando pasos para intensificar la cooperación con los nacionalistas de Esquerra Republicana y me imagino que con la CUP.

LO QUE NO MATA ENGORDA

Todos los incautos se han lanzado a celebrar los diez años que han trascurrido desde que ETA dejó matar físicamente. Pero no se confundan, la vida en el País Vasco no transcurre tan tranquila y placentera como debiera. ETA fue derrotada por el Estado, en concreto por la Guardia Civil y la Policía Nacional, con la inestimable ayuda del CNI y gracias a que el Estado francés dejó de mirar para otro lado, cuando Mitterrand fue convencido por Felipe González. Desde el año 2011, con su capacidad operativa anulada, la ETA dejó de matar, pero en la mayoría de los pueblos y en ciertos barrios de las ciudades de esa región se sigue notando la anomalía del miedo a decir lo que a cada cual le apetezca, se juegan el trabajo, las ventas en su negocio, las amistades y el derecho a una vida normal. Si se acercan por allí, no vayan solo a las playas, a los restaurantes recomendados y tomar pinchos en las zonas más turísticas, entren en las viejas tabernas de las callejuelas más alejadas de los circuitos turísticos y observen las reacciones de la gente cuando escuchan algo que no está dentro de sus estrechos esquemas. ETA no mata ahora, pero sigue teniendo una sombra muy alargada, con otras siglas, pero sigue estando ahí, no ha perdido del todo la guerra, solo ha declarado una tregua.

   Mientras los que recogen las nueces siguen aprovechándose de esa situación, engordando sus arcas, a la vez que someten sin disimulo a la ciudadanía a un proceso de adoctrinamiento, que ha sido facilitado por la libertad que se les ha dado para imponer su relato y gestionar sin control. Y mientras tienen entretenido al pueblo, incluso a los que no quieren, estudiando su mítica historia y difícil lengua, ellos siguen beneficiándose de las ventajas que les concede su particular Concierto Económico y de sus corruptelas, puestas siempre a salvo de las miradas indiscretas de atrevidos funcionarios estatales, siempre removidos en el momento oportuno por algún ministro voluntarioso, cuando no por el mismísimo presidente del Gobierno.

CONCLUSIÓN

No me valen esas palabras vacuas, no me creo el no rotundo del presidente del gobierno (antes han sido muchos y todos incumplidos). Hay que llamar a las cosas por su nombre y contar la película de verdad, no como a ellos les venga en gana. Hay que dar la batalla de las ideas con tesón, hay que exigir un esfuerzo por contar la historia con rigor científico, no por lo que vaya a decir una ley de la memoria con tal o cual apellido. Hay que lograr que las personas, que están sometidas al proceso de adoctrinamiento nacionalista o sanchista, vean otros caminos más claros e iluminados por donde escapar de la demencia de personajes tan deleznables y cínicos como Arnaldo Otegui. Hay que exigir que los asesinos de tantas personas cumplan sus penas íntegras. Hay que sacar de sus inmerecidos puestos de poder a todos los que están traicionado el futuro de un pueblo que ya se había reconciliado, a pesar de lo que piense Bergoglio.

Zaragoza, 24 de octubre 2021

LUIS BAILE ROY

 



[1]https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/arana.htm

 

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Luis Baile Roy

1 comentario en “ETA ESTÁ AHÍ”

  1. Totalmente de acuerdo con tu análisis de ETA y la política del PNV y Bilduetarras. En cuanto a ETA, yo ni olvido ni perdono.En cuanto a la política vasca ahora siguen la política catalana: victimismo y chantaje amparándose en una idea de nación vasca y catalana, falsa, inventada y ni mucho menos mayoritaria. Necesitamos estadistas , sobre todo en el gobierno de la Nacion española para acabar con el Reino de Taifas y el chantaje permanente de las CCAA beneficiadas desde Franco y antes con el resto de España.Basta ya !
    Un abrazo fuerte Luis

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