Parece como si antes de este gobierno de insolentes pretendientes no hubiera habido nada similar a una Ley de Seguridad Nacional. Parece como si su entrega dedicada a la misión globalizadora les hubiera abierto los ojos y hubieran descubierto la necesidad de una ley de ese calibre.
O, quizás, es que estén pretendiendo hacernos creer que no había nada anterior a su actual ocurrencia y con eso justificar su desastrosa gestión que, por cierto denuncié en su día (https://bailedelosdomingos.blogspot.com/2020/05/la-gestion-no-gestion.html), lo que me supuso, junto con otros capítulos anteriores, el honor del veto en Facebook. ¡Con su pan se lo coman!
Pues no señores, había legislación anterior y no solo legislación, había información más que suficiente en las Directivas de Defensa Nacional, en los documentos de Estrategia de Seguridad Nacional aprobadas por gobiernos anteriores. A esos gobiernos se les puede acusar de imprevisión de exceso de confianza y de muchas cosas más, pero a este gobierno hay que acusarle claramente de no haber utilizado los recursos legales que la legislación disponible en aquellos momentos ponía en sus manos. Y esa omisión del deber puede haber sido, en parte, la causante de tanta muerte.
En los momentos en que el gobierno se debatía entre la autorización del 8M y la necesidad de las mascarillas, con el doctor Simón como mascarón de proa, estaba vigente la Ley 36/2015, de 17 de noviembre, de Seguridad Nacional. ¡Ojo al dato! Pero a estos señores esa ley no les debía resultar cómoda, no era la de ellos. Sin embargo esa ley que, por cierto, fue mucho más debatida y consensuada que la que pretenden aprobar ahora, ya contenía aspectos relativos a la aportación del tejido industrial al esfuerzo de la seguridad nacional, a la posibilidad de poner a disposición de las autoridades propiedades particulares y de movilizar los recursos que fueran necesarios. Lo que puede que diferencie aquella ley de esta son las formas con las que el Estado saca los pies del tiesto para entrar en lo privado.
Había una ley suficientemente extensa y desarrollada como para que hubieran podido acudir a la industria española, para ponerla a producir el material sanitario y de protección que fuera necesario. Estoy convencido de que la industria nacional hubiera respondido de manera ejemplar ante semejante emergencia. Pero no se hizo así y se optó por la alternativa de acudir a las compras masivas, a través de muy sospechosos intermediarios, al país de donde salió el dichoso bichito. Curiosa casualidad.
Es cierto que en nuestro país, como en muchos otros países occidentales, teníamos la mala costumbre de no hacer caso de los informes que aconsejaban mantener ciertas reservas de material sanitario y de protección para caso el caso, que cada vez más iba siendo más probable, de propagación de virus, por causas naturales o de manera intencionada. También es cierto que la forzada desindustrialización y la enloquecida deslocalización de las manufacturas ha debilitado nuestro tejido industrial, pero no como para no haber podido responder a esta crisis de una manera más eficaz. Simplemente el gobierno no se puso las pilas, lo malo es que a rio revuelto ganancia de pescadores, sobre todo de los allegados y, por supuesto de los chinos.
Algunos podrán decir que en España no había conciencia y buenos hábitos relativos a la Seguridad Nacional. Puede ser porque a ciertos personajes de la izquierda molona y progre cualquier referencia a la Defensa, la Movilización, o cosas así, les producía urticaria. Quizás por eso no se habían dado cuenta de que en fondo de la vieja normativa legal existían referencias a la movilización de recursos, a la intervención en la propiedad privada, etc. aunque, eso sí, siempre con el máximo respeto a los derechos de los ciudadanos y de la propiedad. Así, por ejemplo, en 1969 ya se promulgó la Ley 50/1969 de Movilización Nacional, que no solo trataba de movilización en el sentido castrense del término, como se pude leer en su Artículo Primero:
Artículo primero. La Movilización Nacional.
Todos los recursos nacionales, cualquiera que sea su naturaleza, podrán ser movilizados para su empleo en las necesidades de la defensa nacional o cuando situaciones excepcionales lo exijan.
La Movilización Nacional, en sus aspectos político, militar y civil, comprende:
— Movilización de las Fuerzas Armadas.
— Movilización humana.
— Movilización económica.
— Movilización sanitaria.
— Movilización de los medios de investigación científica y técnica.
— Movilización de los transportes.
— Movilización de las comunicaciones y medios de información.
También en 1980 se publicó una Ley Orgánica, la 6/1980 de la Defensa Nacional y la Organización Militar que, por supuesto, aunque les parezca a esos personajes mentira, trataba de manera muy amplia el concepto de Defensa Nacional, como no podía ser de otra manera, ya que es una parte sustancial de la Seguridad Nacional, como dejaban meridianamente claro sus Artículo Segundo y Cuarto (1):
Artículo segundo.
La defensa nacional es la disposición, integración y acción coordinada de todas las energías y fuerzas morales y materiales de la Nación, ante cualquier forma de agresión, debiendo todos los españoles participar en el logro de tal fin. Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la unidad, soberanía e independencia de España, su integridad territorial y el ordenamiento constitucional, protegiendo la vida de la población y los intereses de la Patria, en el marco de lo dispuesto en el artículo 97 de la Constitución.
Artículo cuarto.
Uno. La política de defensa, como parte integrante de la política general, determina los objetivos de la defensa nacional y los recursos y acciones necesarios para obtenerlos.
No pretendan ahora hacernos creer que su penosa y vergonzante gestión de la crisis del COVID-19 es consecuencia de que no contaban con información suficiente, ni legislación adecuada. Su nueva Ley de Seguridad Nacional es otra mentira más, otro paso más para entrar en nuestras vidas y haciendas sin que tengan la necesidad de responder a cargos o ha indemnizaciones. Otro paso más en su proceso para perpetuarse. Pero no lo van a conseguir, son tan inútiles que les va a ser imposible organizarse para conseguirlo.
Riumar, Delta del Ebro, 6 de julio 2021
LUIS BAILE ROY
1 comentario en “LA NUEVA LEY DE SEGURIDAD NACIONAL. OTRO INVENTO INÚTIL PARA DISTRAERNOS”
Nada que añadir Luis. Coincido plenamente con tu análisis.
Enhorabuena como siempre por tus acertadas y oportunas aportaciones.
Un abrazo y feliz verano.