7 de julio de 2025 14:45

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

QUERER NO SIEMPRE ES PODER, PERO HAY QUE INTENTARLO

EL QUERER NO A MENUDO CHOCA CON LA REALIDAD, PERO HAY QUE INTENTAR LOGRAR LO QUE SE DESEA Y A LA VEZ EVITAR LA FRUSTRACIÓN POR NO CONSEGUIR TODO

¿Qué encontrarás en este artículo?

QUERER, LO QUE SE DICE QUERER…

Por mi parte, desearía que acabara el mutismo, el temor a ser señalado y apartado al ostracismo de tantos intelectuales, aun siendo conscientes de la deriva que está tomando la sociedad española y, por extensión, la europea.

Preferiría, también, ver unas universidades liberadas de la necesidad de buscar financiación privada para abrir las cátedras o los centros de investigación necesarios; en las que el mérito y la capacidad objetivos fueran la única manera de llegar a ser profesores titulares y catedráticos; en las que las carreras incluyeran la formación completa, especializada y capacitante para el ejercicio de la profesión correspondiente, evitando el sistema de los masters, otro invento de la Europa de los mercaderes, que ha acabado con la igualdad de oportunidades, puesto que supone un desembolso no siempre asumible por las familias y ha terminado siendo un mercadeo entre las universidades, que no siempre va acompañado de la calidad que debería acompañar a la competencia.

M2GC

Desearía que se cumpliera lo que ya decía Marco Tulio Cicerón en el año 55 a.C., “el presupuesto debe equilibrarse, el tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe ser eliminada, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”. Sabias palabras que trasladadas a nuestra realidad suponen el deseo de que, por una parte, los responsables políticos dejen de despilfarrar el dinero con el que los ciudadanos reaprovisionamos el tesoro de la hacienda pública, derroche sin límite que nos ha abocado a una deuda pública próxima al billón y medio de euros y que parecen querer seguir incrementando; por otra parte, el anhelo de que los políticos (según Cicerón los funcionarios públicos) se bajen del pedestal, prediquen con el ejemplo y la moderación, se pongan a trabajar en serio y tomen conciencia de que están para servir a los ciudadanos y a la sociedad; también supone, la pretensión de que las ayudas y subvenciones con las que se prodigan nuestros (i)responsables políticos sean revisadas con lupa, eliminando todas aquellas que huelen a captura del voto, a prácticas corruptas y tráfico de influencias o, incluso, de personas, así como a las que supongan sostenimiento de vagos ideológicamente próximos al partido de turno en el poder; y, por fin, el ansia de que logremos mejorar los controles democráticos con que cuenta nuestro sistema político, a los que me he referido en otras ocasiones y que ya no solo relaciono con un cambio de sistema electoral, que ahora considero mera palanca iniciadora de un cambio de mayor calado.

Suspiro por ver cómo se incrementa la nómina de esos pocos valientes historiadores y de las editoriales que los apoyan que, con sus investigaciones y libros, están plantado cara a una falaz y malintencionada Leyenda Negra, que urdida burdamente desde hace siglos sigue siendo utilizada por algunos de nuestros supuestos socios y aliados.  Una leyenda para cuya difusión se han dedicado muchos esfuerzos y capitales y sus profundas raíces son envidias e intereses geopolíticos de Gran Bretaña, Francia, Países Bajos e, incluso, por Italia en su momento. Un relato tan falso de la historia que da crédito, por ejemplo, a aquellos que, siendo los que más supuestas brujas llevaron a la hoguera, acusan al Santo Oficio de ser el campeón de tamaño despropósito, cuando por esa institución solo fueron ejecutadas 27 durante toda su existencia, cuando “en la Edad Moderna fueron quemadas unas 50.000: la mitad lo fueron en los territorios alemanes, 4.000 en Suiza, 1.500 en Inglaterra, 4.000 en Francia…[i]. Un relato tan fraudulento que ni siquiera la introducción del chocolate en Europa se salva de ser tergiversada[ii].


[i] Roca Barea, María Elvira. Imperiología y Leyenda Negra. Pag 282. Ed. Siruela, 7ª edición 2017, Madrid

[ii] https://lapaseata.net/2024/09/13/leyenda-negra-historia-chocolate/

Albergo, también, la ambición de ver cómo en España, de una vez por todas, se atienden antes las necesidades de políticas sociales de la mayoría de los españoles que las correspondientes a las políticas de “genero”, la migración ilegal o las veleidades interminables de los políticos independentistas. Porque, por ejemplo, a pesar de los años que han pasado desde el inicio de la Transición y de haber hasta contado con ministerios dedicados a la vivienda, el problema del acceso a una vivienda digna para una gran parte de los españoles sigue siendo una quimera. Porque, a pesar de las numerosas reformas de la ley laboral, el paro no cede y en lo que se refiere al juvenil alcanza cotas vergonzosas, además de estar acompañado de una precariedad que no puede disimular ni siquiera la ingeniosa y burlesca fórmula de los fijos discontinuos. Porque, el sistema sanitario español, que fue ejemplo para muchos otros Estados hace muchos años, poco después de convertirse en diecisiete sistemas ha caído en una espiral de deterioro difícil de contener; falta de previsión en la convocatoria de plazas en las facultades de medicina y enfermería y en los estudios de las diferentes especialidades (Médicos Internos Residentes); falta de atención a las necesidades sanitarias del medio rural, cuestión que se podría solucionar con la debida previsión para la convocatoria y cobertura de las plazas necesarias, con una estructura más racional y cercana al receptor del servicio y con unos atrayentes incentivos para que el personal sanitario, en general, no considerara el medio rural como algo desechable dentro de su lista de preferencias al iniciar su carrera profesional.

Suspiro porque, de una vez por todas, una ley de educación, incluida la etapa universitaria, consensuada y trabajada por profesionales de la cuestión, dure más de diez años, que es el tiempo mínimo que se considera necesario para poder proceder a una evaluación útil; una ley que abarque a todo el territorio nacional, aunque contemple las diversas circunstancias que diferencian a los distintos territorios y climas; una ley que atienda a las necesidades de escolarización de la España vaciada y que asegure la igualdad de oportunidades para todos, con criterios de mérito y capacidad, mediante las ayudas y becas que sean precisas, para no desperdiciar ningún talento, provenga de donde provenga, del campo o de la ciudad, la clase alta, media o baja, con o sin discapacidades.

También aspiro, quizás ilusoriamente, a poder ver hecha realidad una batería de medidas políticas de apoyo a la natalidad. Un aspecto prácticamente olvidado por nuestros políticos, solo alguna vez algún despistado desliza algún comentario al respecto. Pero la triste realidad es que nuestra tasa de natalidad sigue bajando y si se mantiene en las cercanías del 1 %  es por el aporte de los nacimientos en el entorno de la población inmigrante, sobre todo, musulmana. Una realidad que no me tranquiliza en absoluto, porque me gustaría que mis descendientes pudieran seguir viviendo en un entorno social, mejorado en los aspectos tanto económicos como éticos y morales, por supuesto, pero también en el respeto a la historia, cultura y tradiciones nuestras. Lograr el cambio de tendencia demográfica es el resultado de una labor constante y de muy lenta evolución, un empeño que significa poner en marcha un paquete de medidas políticas diversas, coordinadas y mantenidas en el tiempo, cosa prácticamente utópica si tenemos en cuenta el cortoplacismo que afecta a nuestros políticos, en unos casos y, en otros, su absoluta entrega y dependencia de los postulados de una Agenda 2030, totalmente contraria a nuestros intereses, por lo menos en este aspecto.

Puestos a querer, también querría que los políticos, todos, en lugar de considerar a la persona como un mero voto al que conquistar como sea, normalmente con medias verdades, cuando no con mentiras, fueran capaces de tener en cuenta el aspecto espiritual de la persona, su dignidad como persona humana, incluidas las nonatas, y trataran de fijarlo en sus mentes como objeto y referencia de la acción política. Se que es mucho pedir, pero solo de esa manera se podría lograr que la dedicación a la política dejara de ser un medio de vida, normalmente de buena vida, un espacio para la influencia interesada o para el enriquecimiento y convertirse en el desempeño de una labor enfocada al servicio y desarrollada con austeridad, sobriedad y honradez. Solo de esa manera loa valores éticos y morales que parecen haber haberse ausentado de nuestro entorno, podrían recuperarse.

Fuente: https://www.servimedia.es/noticias/familias-numerosas-madrid-instan-tener-mas-hijos-para-salvar-planeta/1410095539

PISANDO TIERRA

Hasta aquí he expuesto una lista de deseos, de esperanzas y anhelos, unos más alcanzables que otros, pero todos de difícil logro,  teniendo en cuenta el empecinamiento de los partidos políticos y sus líderes en mantenerse en sus posiciones, sin ninguna intención de bajar al terreno que pisa una sociedad absolutamente aburrida de sus despropósitos, harta de pagar sus despilfarros y escandalizada de ver cómo han puesto en venta nuestro Estado-Nación en un mercado dominado por los globalitarios.

Evidentemente, nadie espera que se produzca una especie de revolución, o algo similar, que haga temblar los débiles cimientos de este tinglado que tienen montado. Tenemos demasiadas televisiones en casa; un precioso coche esperándonos para ir, de vez en cuando, al pueblo para ver esa extraña forma de vida de esos humanos que se mantienen voluntaria e incomprensiblemente alejados de la urbe; algunos, muchos, se entretienen con deplorables programas televisivos de distracción que ocupan gran parte de su tiempo libre y atienden a las intervenciones televisivas tipo “Aló Presidente”, al más puro estilo chavista; pocos jóvenes, a menudo por los problemas que he mencionado anteriormente, se plantean la posibilidad de tener hijos, pero muchos también renuncian a esa posibilidad por simple comodidad, por falta de compromiso con la sociedad que les da amparo, los sustituyen por animales de compañía. Es un hecho que las revoluciones han pasado de moda y no van a volver, por lo menos las que se producen de abajo a arriba.

Luego, para lograr los deseos anhelos que he relacionado más arriba, me queda considerar el método de las reformas, al descartar una indeseable (o no) revolución. Pero ¿cuáles y hasta dónde? Esa es la cuestión que me va a ocupar en las siguientes líneas. Podría, entonces, empezar por el Sistema Electoral, tema que ya he tocado repetidamente en este blog. Pero creo que, en la actual situación, me quedaría corto porque son muchos los palos que tocar, son demasiados los aspectos del sistema político susceptibles de reforma, si se pretende reconducir la situación al camino correcto, no solo desde el punto de vista político, sino también desde el ético y moral.

COGIENDO EL TORO POR LOS CUERNOS

Consecuentemente, cuando se pretende la reforma simultánea o sucesiva pero rápida de un sistema político, lo lógico es abordar la revisión de la Constitución. No se me asusten, una revisión es lo que es, no es tirar un texto a la papelera y empezar de cero. No creo que eso fuera necesario ni conveniente. Es un procedimiento que se ha puesto en práctica en no pocos países y en no escasas ocasiones.

Cuando se tiene la voluntad de lograr la satisfacción de todos o la mayoría de los nobles deseos expresados, el “querer”, hay que buscar la manera de “poder” y, para mí, la revisión de la Constitución es forma legítima y legal de conseguirlo. No todas las partes del texto constitucional requieren de mutación alguna. Son algunas partes esenciales sobre las que me parece imprescindible abordar una revisión. Es un tema muy largo de tratar y por lo tanto, seguramente, me ocupará unos cuantos artículos. Poco a poco iré viendo cuándo y cómo los voy sacando adelante.

En definitiva, se deberá tratar de una revisión bastante completa del texto constitucional, cuyo meollo  residirá, entre otras cuestiones, en la organización territorial del Estado, puesto que el actual Estado de las Autonomías es bastante deficiente y deficitario , en el refuerzo a la separación de poderes del Estado, en una nueva composición del Senado y en nuevas exigencias legales a los partidos políticos. No abordaré mi tema preferido: el del tipo de democracia que nos merecemos, hacerlo ahora podría romper demasiados esquemas de una sola vez, pero que conste que no me olvido de él. Ya habrá ocasión.

Algunos os preguntaréis: ¿Qué hay del Título II de la Corona? Pues algo habrá, referente a las funciones del Rey. Pero si alguien estaba esperando que me decantara por una u otra forma del Estado español, entre la Monarquía y la República, ha dado en hueso, porque no es el momento oportuno de abordar ese asunto. Los problemas de nuestra Nación son tan serios e importantes que perder el tiempo en divagaciones sobre la forma de Estado me parece una pérdida de tiempo y energía. Sinceramente, no veo la diferencia de tener un Rey o un Presidente de República con parecidas facultades que las del monarca, como sucede en Alemania y, por supuesto, prefiero no tener un Presidente de República como Niceto Alcalá Zamora, con unas prerrogativas que mal empleadas pueden conducir al mayor de los desastres. Como recordó en su libro mi amigo Fernando, Lope de Vega escribió del insigne soldado Don Álvaro Bazán y Guzmán, marqués de Santa Cruz, Capitán General de los Ejércitos de España, este verso:

Rey servido y patria honrada

Dirán mejor quien he servido

Por la cruz de mi apellido

y con la cruz de mi espada

En mi caso, siempre pondré por delante el servicio a la patria y la defensa de su honor, pero no pienso perder el tiempo en discusiones baldías que no conducen a nada bueno en esta situación.

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Luis Baile Roy

1 comentario en “QUERER NO SIEMPRE ES PODER, PERO HAY QUE INTENTARLO”

  1. Muy interesante lo que dices Luis.
    Estoy de acuerdo que los deseos y anhelos que citas,son muy loables, difíciles de alcanzar pero no imposibles. Ahora, como bien dices, dichos cambios no van a venir de forma acordada tampoco vía revolución al estilo siglo XX y anteriores pero como se dice» la esperanza es lo último que se pierde «y yo si confío en que la libertad nunca perece. Los cambios importantes en la historia han sido promovidos por un hombre, acompañado de unos pocos, y creo que así seguirá siendo si bien quizás por otras vías aún por descubrir.
    El mundo está cambiando muy rápido y veremos mucho aún.
    Nosotros, hombres de Armas, moriremos luchando por España.
    Viva España.
    Un abrazo Luis

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