7 de julio de 2025 14:45

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

Manuel Hedilla Larrey, una persona que hizo algo al alcance de muy pocos: tener en frente a la persona más poderosa de su tiempo, mirarse al espejo y decir NO

¿Qué encontrarás en este artículo?

UN LIBRO FUNDAMENTAL PARA ENTENDER LO QUE FUE LA FALANGE

No hace mucho compré un libro porque llamó mi atención principalmente por dos motivos. Primero, porque lo había escrito una persona que me honra con su amistad. En segundo lugar, porque trataba de un personaje del que había oído hablar mucho en los Hogares Extremadura y Navarra de la OJE de Barcelona, cuando aún andaba con pantalones cortos y después cuando, ya de Cadete de la organización, empezaba a tomar alguna conciencia del momento político en el que vivíamos.

Pronto los estudios de mi carrera entretuvieron mi limitada cabeza en otros asuntos, pero siempre me quedó en la memoria la idea de coherencia, austeridad, firmeza de carácter y lealtad que me habían transmitido como características de aquel falangista llamado Manuel Hedilla. Conservo todavía desde entonces el ideal de justicia social que tan unido iba al recuerdo de aquel camisa vieja y que nos situaba a aquellos chavales en una posición crítica respecto al régimen.

Su nombre ha salido a colación en numerosas publicaciones de carácter histórico y de temática política. No en vano fue uno de los hombres de máxima confianza de José Antonio Primo de Rivera, llegando a ser designado como jefe de la Junta de Mando provisional de Falange, el 2 de septiembre de 1936, estando el fundador encarcelado en Alicante y, después del fusilamiento de José Antonio, elegido jefe nacional de FE de las JONS en el Consejo Nacional del 25 de abril de 1937.

MANUEL HEDILLA

Siempre he tenido la sensación, aunque no la certeza, por mis lecturas y por las conversaciones con algunos amigos, mucho más doctos que yo en los entresijos históricos de aquellos convulsos años de guerra y posguerra, de que las aseveraciones y comentarios sobre Manuel Hedilla que se hacían en esas publicaciones, o faltaban a la verdad, u ofrecían versiones incompletas o erróneas de su personalidad y de su labor al frente de FE de las JONS.

Por eso, este libro, escrito por su hijo Miguel Hedilla, es fundamental para acabar de formarse una idea más más veraz del personaje y lo que supuso para la Falange y la conservación del ideario joseantoniano. Aporta documentos que arrojan luz sobre muchas de las situaciones que han venido siendo, y son, objeto de controversia y pone en su justo lugar muchas de las afirmaciones vertidas en libros y artículos, sean de partidarios, de detractores o de verdaderos traidores.

LOS CAPÍTULOS MÁS REVELANTES

Me han resultado especialmente interesantes los capítulos referentes a los antecedentes del 18 de julio, las causas de la unificación decretada por Franco, para reunir en el luego llamado Movimiento Nacional a Falange y a Comunión Tradicionalista, el que narra los sucesos de Salamanca, previos a la unificación y el que versa sobre los consejos de guerra que se llevaron a cabo contra Manuel Hedilla y otros muchos falangistas. La razón del encarcelamiento y procesamiento, en la mayoría de los casos, era el simple NO a la voluntad de Franco, el mantener la coherencia con sus ideales.

Manuel Hedilla no dejo de apoyar el alzamiento nacional del 18 de julio, tampoco pensó nunca en dejar de hacer los esfuerzos que hicieran falta para ganar aquella maldita guerra. Manuel Hedilla simplemente renunció a aceptar el cargo que Franco le ofreció en ese nuevo partido que llamó Falange Española Tradicionalista y de las JONS y del cual se erigió lider. Hedilla simplemente fue fiel a sus principios y los fundacionales de FE y eso le costó mucho. Pero supo decir NO, todo un ejemplo.

Pero no voy a desvelar aquí nada de lo que se relata magistral y detalladamente en el libro. Además, en él se aportan documentos que muy probablemente no hayan sido presentados con anterioridad, por lo que el interés histórico es relevante.

La extraordinaria memoria del autor y la documentación que ha utilizado que, en algún caso, procede de archivos familiares, dan como resultado un libro que ofrece informaciones inéditas, por lo menos para la mayoría de nosotros, y en el que se menciona a cientos de personas, la gran parte de ellos falangistas, unos hedillistas, otros no, muchos joseantonianos y otros francofalangistas, también militares franquistas, falangistas y monárquicos. Salen a relucir, como no podía ser de otra manera, muchos rivales políticos, siempre tratados con respeto y, en algún caso, incluso con cierto reconocimiento.

Por supuesto el libro está plagado de referencias a multitud de partidos, asociaciones, y grupos políticos pero, sobre todo, a las diferentes facciones falangistas que fueron apareciendo durante la guerra, tras la unificación y después, en la posguerra, en la dictadura, la transición y en la democracia.

A mí, todo ese baile de nombres y siglas me ha llevado a hacer un par de reflexiones. Una es que, el excesivo personalismo y las desmesuradas ansias de poder de algunos, han llevado a ese mundo, que nació con la fundación de la Falange el año 1933, a una atomización que les ha impedido volver a alcanzar el desarrollo y la relevancia que llegó a tener en los años 1936 y 1937, cuando Manuel Hedilla fue jefe de la Junta de Mando provisional y, posteriormente, jefe nacional de FE de las JONS.

La otra es que, los acontecimientos y las presiones que sufrió la Falange al principio de la guerra, cuando Franco se estaba consolidando en el poder político, una vez que obtuvo el militar, propiciaron las primeras fracturas entre sus miembros, a pesar del esfuerzo de Hedilla y sus fieles. Estas fracturas se consolidaron, si no se incrementaron durante la guerra y la inmediata posguerra. Y, a partir de ahí aparecen, desde grupos clandestinos que decían poseer las esencias joseantonianas, hasta los colaboradores, más o menos convencidos, o interesados, con el régimen del general Franco, a los que Miguel Hedilla llama francofalangistas.

MANUEL HEDILLA NO SOLO FUE LEAL Y COHERENTE, FUE EFICIENTE

El empeño de Miguel por reivindicar la figura de su padre le ennoblece, pero es también, desde mi punto de vista, una importante aportación a la historia de la España de aquellos difíciles años.

Unos falangistas denominados “legitimistas”, iniciaron una conspiración contra Manuel Hedilla el 16 de abril de 1937, con la intención de deponerlo de la jefatura provisional de la Junta de Mando. Algunas de las excusas que adujeron aquellos legitimistas que, en su mayoría, después pacieron a gusto en los verdes prados del franquismo, fueron que Hedilla tenía un excesivo culto a la personalidad, que adolecía de incapacidad para ejercer el mando y que estaba vendiendo la Falange a Franco.

En el libro, Miguel, como buen abogado, hace una buena defensa de su padre que, además de noble, es prolija en pruebas y certera en resultados. No me corresponde por tanto, abundar en la calidad de la personalidad de su padre, ni en la capacidad organizativa que demostró durante los 255 días que estuvo al mando de FE. Solo dejo el apunte de que bajo su mandato dejó organizada y equipada una fuerza militar compuesta por más de 70.000 hombres, mandada por militares falangistas o afines a FE, además de crear dos academias de mandos (jefes de centuria), una en Salamanca y otra en Sevilla.

Otra característica de la personalidad de Manuel Hedilla era una acendrada fe católica que, sin duda, era la que guiaba cuando arengaba a los falangistas sobre el trato a la población, allá por donde estuvieran. Ejemplo de ello es esta alocución emitida por Radio Salamanca la Nochebuena de 1936:

Y me dirijo a los falangistas que se cuidan de las investigaciones políticas y policiales en las ciudades, y sobre todo en los pueblos. Vuestra misión ha de ser obra de depuración contra los jefes cabecillas y asesinos. Pero impedid, con toda energía, que nadie sacie odios personales, y que nadie castigue o humille a quien, por hambre o desesperación, haya votado a las izquierdas.”…..” Y allí donde os encontréis, estad resueltamente dispuestos a oponeros a procedimientos contra los humildes. La Falange ha de estar en todos los sitios con la cara muy alta, para poder defenderse de sus muchos enemigos. Queremos la salvación y no la muerte de los que en su inmensa mayoría tenían hambre de Pan y Justicia. Pero tenían también -ya lo habéis visto con nuestro crecimiento- hambre de Patria”.

Su nieto, Antonio Hedilla Álvarez, al final del mejor prólogo que podía tener el libro, deja escrita esta frase que define con toda crudeza a su abuelo paterno, a Manuel Hedilla Larrey:

Una persona que hizo algo al alcance de muy pocos: tener en frente a la persona más poderosa de su tiempo, mirarse al espejo y decir NO”.

MANUEL HEDILLA EL FALANGISTA QUE DIJO NO A FRANCO es un libro que se lee del tirón. Solo espero que Miguel escriba alguno más, se que tiene mucho que decir y transmitirnos a los de su generación, pero, sobre todo, a la juventud. Mucho sobre valores, justicia, libertad, verdadera democracia y amor a España.

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Luis Baile Roy

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