7 de julio de 2025 15:10

Blog sobre demografía y política

 «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los  remedios equivocados.»  Groucho Marx

SE REANUDA LA PARTIDA EN ASIA-PACÍFICO

¿Qué encontrarás en este artículo?

Los norteamericanos ya han dejado Afganistán y el resto de los países de la OTAN han hecho lo propio. Sin el apoyo de EEUU poco podían, o querían hacer, para lograr el progreso social y económico que alguna vez se pretendió, en un Afganistán dotado de un entorno seguro. Ahora la pelota la han lanzado los talibán al tejado de China. No se si los chinos la van a recoger para jugarla o van a dejar transcurrir pacientemente el tiempo. Mientras, se lo van pensando, porque donde se juega el partido decisivo es en el área del sudeste asiático.

Biden, siguiendo la línea de acción del Departamento de Estado desde la presidencia de Obama (2011), está centrando los esfuerzos en afianzar la influencia de EEUU en el sudeste asiático, para compensar la ventaja que China ha ido tomando en la zona desde la crisis del 2008 y que ha incrementado durante la presidencia de Trump, aprovechando la política proteccionista de éste.

El actual presidente norteamericano ha dejado de muy malas maneras Afganistán y ahora tendrá que despejar las dudas de los países de la zona de Asia-Pacífico sobre la confianza que merece la nueva administración norteamericana. Adelantándose a la jugada de Afganistán, llevaba unos meses desplegado en la zona una actividad diplomática como no se veía desde hacía tiempo y sigue en ello. La vicepresidente Harris, el Secretario de Defensa, Lloyd Austin y el Secretario de Estado, Anthony Blinken han realizado visitas y han mantenido encuentros con las autoridades de Vietnam, Singapur, Filipinas y con varios Ministros de Exteriores de la zona. El mismo Biden señaló, en un encuentro virtual del Foro de Cooperación Económica Asia Pacifico (APEC)[1] celebrado en julio, el “profundo compromiso” de su país con el Pacífico y abogó por un Indo-Pacífico libre y abierto.

Harris fue clara y contundente cuando se refirió a las acciones expansionistas de China en las islas Spratly y Paracel: «Las acciones de Pekín siguen socavando el orden basado en normas y amenazan a las naciones soberanas. EEUU se mantiene con nuestros aliados y socios frente a estas amenazas”. También recordó que China, no solo no está respetando el fallo del Tribunal de La Haya a favor de Filipinas en la disputa de un atolón en esas aguas, sino que, además, coacciona e intimida a los países que presentan reclamaciones por sus aguas territoriales.

 La respuesta de China a esas duras palabras de Harris, puesta en boca de su Ministro de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, fue clara y evidenció que empieza a abandonar la paciencia que propugnaba Deng Xiaoping para conseguir llegar a ser la primera potencia mundial sin que se viera venir: “Observa con calma, asegura tu posición, afronta los asuntos con calma, esconde tus capacidades y aguarda el momento oportuno, mantén un perfil bajo, y nunca reivindiques el liderazgo”.China se ha puesto nerviosa porque, habiendo obtenido una influencia en la zona muy superior a que tenía antes del año 2000, ahora observa intranquila como EEUU vuelve a por sus fueros allí donde ella empezaba a brillar. El Ministro chino de Asuntos Exteriores ha espetado: Miren lo que está pasando ahora en Afganistán, ha mandado una clara señal al mundo de lo que es el llamado ‘orden estadounidense’: intervenir militarmente en un estado soberano sin responsabilizarse del sufrimiento causado a su gente” y siguió diciendo: “¿Cuánta gente les cree ahora?”.

Al gobierno chino no le ha sentado nada bien la vuelta del péndulo de los intereses norteamericanos al área del Asia-Pacífico porque ve amenazados los logros que encaminaban al gigante asiático hacia el liderazgo mundial. China ya había conseguido en el año 2008 que su comercio en la región alcanzara los 193.000 millones de dólares en el año 2008, cuando en el 2001 era solo de 45.500 millones, y no se contentaron con eso, siguieron su callado esfuerzo diplomático, militar y económico hasta que en el año 2020 consiguieron hacer realidad la  Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que reúne a La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN): Vietnam, Tailandia, Filipinas, Laos, Camboya, Myanmar, Malasia, Singapur, Indonesia y Brunei) más China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. RECEP significa nada menos que 2.200 millones de personas, el 30 % del PIB mundial y el 28 % del comercio global, pero en los acuerdos firmados no se menciona nada de derecho laboral o de derechos humanos, es exclusivamente comercial y está en la línea de la globalización deshumanizada que nos estamos tragando.

La gran mayoría de las naciones pertenecientes a ASEAN y no digamos Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda han entrado en RECEP por puro interés comercial, sin embargo muchas de ellas mantienen litigios con China, sobre todo por asuntos de aguas territoriales. Además, en el campo militar han mantenido y, en muchos casos siguen haciéndolo, acuerdos con EEUU. Se podría decir que a ninguna de estas naciones les interesa decantarse de manera definitiva hacia ninguna de las dos potencias, todas quieren sacar beneficio de ambas. Veremos cómo los dos gigantes juegan la partida.

Paralelamente a sus acciones militares, diplomáticas y económicas dirigidas hacia el Mar de la China y el Pacífico, éste país también ha estado trabajando en el Sur de Asia para dar a sus provincias del sur una salida al océano Indico, a través de Myanmar, Pakistán y de un canal en istmo de Kra de Tailandia[2], para asegurar una alternativa al saturado estrecho de Malaca[3], por el que circulan las tres cuartas partes del petróleo que importa China. Ahora se le ha presentado a China, además, la oportunidad de aprovechar el vacío dejado por los occidentales en Afganistán para consolidar la denominada “Franja y Ruta de la Seda” en el Asia Central, otra alternativa al cerco que siente en el Mar de China y el Pacífico y que aún no ha acabado de romper. Está tan obsesionada por buscar alternativas al cerco que está esperanzada hasta con el desastroso deshielo del Ártico para conseguir navegabilidad por el mismo, lo que supondría mejorar la seguridad de sus suministros y una salida ventajosa por el Mar de China Oriental para sus exportaciones hacia Europa.

China sabe que no se le va a poder considerar como potencia global hasta que no tenga el control de su espacio exterior inmediato. Por eso para China es esencial el control del Mar de China, cuestión primordial para su seguridad y para su demostrar que ha alcanzado una posición hegemónica, frente a su potencia rival, EEUU. En concreto el Mar de China Orientales de suma importancia para esa demostración pues, además de que en él está situada la Isla de rebelde de Taiwan (República de China), reclamada por la China continental como una provincia suya y separada desde 1949 tras una guerra civil, también están situadas las islas Senkaku que son objeto de litigio entre ambas Chinas y Japón.

En el Mar Meridional de la China su actuación ha sido más decidida y retadora. En ese mar, en el que también tiene innumerables litigios con las naciones del área, este país estableció hace ocho años una Zona de Identificación de Defensa Aérea en la que, posteriormente, fue ocupando diversas islas y arrecifes que fue haciendo habitables, a base de una gran muralla de arena, para después militarizarlos e instalar en ellos complejos aeroportuarios a modo de grandes portaviones insumergibles. Así mismo, en 2009, China solicitó a la ONU que se reconociera como suya una buena parte de este mar, que delimitó con la denominada “línea de los nueve puntos[4], que en algún punto distaba 2.000 km. del litoral chino.

   China ha ido actuando de manera constante, silenciosa y pacientemente para lograr sacudirse el cerco al que le tenía sometida la “estrategia de la cadena de islas”, una jugada geopolítica ideada por el Secretario de Estado norteamericano Foster Dulles en 1951, precisamente para evitar el control de China de su espacio. Esta primera cadena estaba constituida por islas y arrecifes pertenecientes a varios países. También se estableció una segunda cadena de islas, como espacio de replegué en caso de desbordamiento de la primera cadena, y que desde Japón pasa por las Marianas (EE. UU), Guam (EE.UU.) y las Carolinas. Hay una tercera cadena de islas desde las Aleutianas hasta Oceanía, pasando por la isla de Hawái, que constituiría la retaguardia estratégica de los EE.UU.

https://www.researchgate.net/profile/Jan-Odrobinski-Staporek/publication/333663475/figure/fig5/AS:767535276363783@1560006078631/Overview-map-of-First-and-Second-Island-Chain-Source-Catama-2015.jpg

En 2015, China afirmaba que su Marina iría cambiando su orientación, desde la defensa de los mares cercanos, a la combinación de la defensa de esos mares con la protección de los mares lejanos. En el año 2019 dio un paso más declarando que: “los intereses de ultramar son una parte crucial de los intereses nacionales de China” y, por lo tanto la Marina china iba a acelerar su transición a la realización simultánea de tareas tanto en la defensa de los mares cercanos, como en misiones de protección en los mares lejanos. Estaba aprovechando el momento para hacer brecha en el cerco y en ello también colaboraba el denominado “collar de perlas” para asegurar el suministro de su flota mercante y, de paso, intentar un cerco a la India, un importante rival en la zona.

Aquí entra en la partida la India, una gran potencia históricamente no alineada y que apuesta por orden multipolar, pero que observa con cierto respeto a la Armada china, que ya ha superado a la estadounidense en buques de guerra de superficie: 350 frente a 290 que supone una ventaja cuantitativa importante, aunque no estoy seguro de que sea cualitativa. Pero a la India le preocupa el cerco al que le pueda someter China, con la que ya ha tenido alguna escaramuza en su larguísima frontera común, además de haberse visto superada comercialmente en su antiguo ámbito de influencia en el Sudeste Asiático. Por eso, teniendo en cuenta las potencialidades de la India y su situación estratégica, no es descartable que entre en la partida del lado de los EEUU para frenar a su gran competidor. Otros países del área también están aumentando sus flotas para intentar, entre todos, parar las ánsias expansionistas de China. Veremos quién gana la partida, o quizás acabe en tablas.

https://elordenmundial.com/el-collar-de-perlas-chino/


Zaragoza, 12 de septiembre 2021

LUIS BAILE ROY 

 

 



[1] APEC lo componen: Australia, Brunei, Canadá, Chile, China, Corea del Sur, EE.UU., Filipinas, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia y Vietnam. Suman el 60 % del PIB mundial y reúne al 40% de la población mundial.

[2] https://oscus.com/el-canal-de-kra/

[3] https://asiadonde.com/estrecho-de-malaca/

[4] https://es.linkfang.org/wiki/L%C3%ADnea_de_nueve_trazos

 

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Luis Baile Roy

1 comentario en “SE REANUDA LA PARTIDA EN ASIA-PACÍFICO”

  1. La lucha por la hegemonía comercial y militar entre dos titanes, uno en decadencia (EEUU) y otro en auge ( China), sólo puede acabar en conflicto: militar( en sus múltiples modalidades: convencional, cibernetica,biológica, nuclear,…)y comercial, ambas completamente relacionadas.
    Que Dios nos pille confesados, llegado ese momento incierto pero que a mí me parece cada vez más cerca. Ojalá me equivoque.🙏

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